Continúan los escarceos dialécticos entre los grupos de izquierda, como antesala del debate de investidura. Orviz invita a PSOE y Podemos a optar por el modelo de relación escogido por la izquierda en Oviedo. Según el coordinador general de IU, una de las enseñanzas del “modelo Oviedo” es la elección de un gobierno fuerte.
Las continuas declaraciones de dirigentes de izquierda evidencian que la derecha carece de protagonismo. Parece que hemos retrocedido a los años ochenta del siglo pasado, cuando la izquierda dominaba toda la escena regional, dejando un espacio reducido para el anecdotario de Fernández Rozada. Sospecho que esta tendencia durará durante toda la legislatura, y que grupos del centro-derecha, como el PP o Ciudadanos, sólo saldrán del anonimato por la vía de los acuerdos, explícitos o implícitos, con el socialismo. En la medida que se distancien de Javier Fernández perderán brillo. Este sistema de poder rige desde la primera legislatura autonómica, y sólo conoció dos excepciones, el Gobierno de Sergio Marqués y el mandato que se inició en 2011, cuando Foro levantó una alternativa al bipartidismo. Dos breves excepciones en más de tres décadas de política regional.
¿Hay un “modelo Oviedo” en la izquierda extrapolable al Principado? No lo creo. La unión de Podemos-PSOE-IU, en la capital del Principado, se debe a unas circunstancias muy concretas, originadas por veinticuatro años de “gabinismo”. En Oviedo se había consolidado un régimen, y los tres grupos de izquierda se agarraron a la oportunidad histórica que les habían deparado las urnas. El tripartito municipal es una exigencia de la aritmética, ya que necesitan sumar catorce concejales para tener al PP en la oposición. A esa realidad se une una circunstancia personal propicia, al ser Wenceslao López el líder de los socialistas ovetenses, una persona honrada, sin sombra de duda. En el Principado la entente de los tres grupos de izquierda no sirve para romper con lo que hay, sino para reforzarlo. Ver a Javier Fernández presidiendo el Consejo de Gobierno es una imagen que quintaesencia el continuismo. Ni el avance en la lucha contra la corrupción ni la reactivación de la política de empleo ni la profundización en la política social serán posibles por la vía de cohabitar los partidos de la izquierda transformadora con el socialismo de Fernández. En la dirección de IU hay más inercia que pensamiento crítico.