El próximo pleno de la Junta General del Principado va a estar dedicado a elegir a las personas que representarán al Parlamento en organismos públicos (Hunosa, Consejo Social de la Universidad de Oviedo, Junta de Gobierno del Museo de Bellas Artes, etcétera). Un mero trámite carente de relevancia que no originó ninguna polémica entre los partidos. La norma general tiene la excepción en la Radio Televisión del Principado de Asturias (RTPA), donde no hay acuerdo sobre los miembros del consejo de administración ni sobre el director general del ente. La RTPA funcionará instalada en la provisionalidad, tal como lleva bastante tiempo. Hay un director en funciones que puede seguir al frente del negocio durante años, como si lo hubiese elegido el Parlamento. Oficialmente, el obstáculo para la renovación reside en la falta de acuerdo de los partidos sobre los consejeros, ya que Ciudadanos (el partido menos votado en las elecciones del pasado mayo) se queda sin asiento en el consejo y solicita al resto de grupos que le hagan un hueco. El asunto no da para mucho, ya que para satisfacer las aspiraciones del partido de Albert Rivera algún partido tendría que perder poder y no hay ese nivel de camaradería en la Cámara.
En la segunda parte de la pasada legislatura, cuando PSOE y PP se convirtieron en socios para impedir que el Gobierno socialista naufragara en el Parlamento, los dos partidos habían acordado repartirse el consejo de administración, pero en la Mesa de la Junta General del Principado la alianza de Foro, IU y UPyD echó abajo la iniciativa con el argumento de que no tenía sentido nombrar consejeros en un mandato que tocaba a su fin. Gobernar a cámara lenta trae esas consecuencias: ni dio tiempo a aprobar las leyes de Buen Gobierno y Transparencia ni se pudieron actualizar los órganos de la RTPA. Estoy convencido de que también habían acordado el nombre del director general, pero no lo dieron a conocer.
Todo ese trabajo de negociación no se puede retomar en este mandato, porque el PP se ha reubicado como grupo de oposición y ya no quiere ententes con el PSOE. El nombramiento del director general exige mayoría absoluta en segunda votación. Descartada la alianza bipartidista, no vale un acuerdo de PSOE-IU-Ciudadanos (22 diputados), así que la única salida es el tripartito de la izquierda (PSOE-IU-Podemos). Una vez expuestas las variantes, sospecho que la interinidad en el ente es una opción sólida.