Tal y como viene haciendo desde que volvió a la actividad pública, el discurso, por su radicalidad, por sus menciones a la banca y a las multinacionales, fue un retorno al primigenio registro de Iglesias, el de la campaña de las europeas de 2014. Las mismas denuncias, las mismas promesas, evitando el término «casta», palabra talismán del primer Podemos. En la recuperación de los argumentos de entonces hay una autocrítica implícita de la política desarrollada en los últimos tiempos. El día que dejen de discutir sobre más Madrid, también Sevilla o siempre Gijón, deberán reflexionar sobre el alto precio electoral que van a pagar por dar apoyos gratis a un gobierno de izquierdas sin color morado en las banderas. No vale hacerse trampas al solitario, argumentando que se trataba de echar a la derecha corrupta, porque la censura española lleva consigo, automáticamente, una investidura, y las investiduras se negocian siempre. Expulsar a Rajoy era un objetivo suficiente para un grupo independentista, porque no les importa España, sólo piensan en tener un presidente colaboracionista, pero de Podemos se presume que pretende levantar una alternativa de gobierno.

En el mitin dijo que cuando gobernaran «utilizaremos la Sepi para intervenir en Alcoa». Cuán largo me lo fiáis. Si alguien no lo remedia, a Alcoa le quedan 85 días de vida, y para entonces seguiremos con el actual Gobierno en funciones. Si no fuera muy chabacano, aceptaría apuestas con la cúpula del partido morado sobre el particular. Hay que actuar ya. Si Pablo Iglesias quiere hacernos un servicio a los asturianos, pacte con Sánchez la inclusión de Alcoa en el orden del día del próximo Consejo de Ministros. Si se aceptó como urgente no sé qué de la vivienda, por qué la producción del aluminio y cientos de puestos de trabajo no pueden entrar en la agenda de los ‘viernes sociales’. Estoy dispuesto a volver a creer en los Reyes Magos e imaginar que para el año 2025, sin térmicas ni centrales nucleares, hay luz en los hospitales, pero por favor adelántenos un trozo del cielo y en Avilés tendrá una calle.