La campaña electoral sigue la pista que marcan las encuestas a los líderes. El PSOE trabaja el espacio del centro después de haber roturado, en exclusiva, el amplio campo de la izquierda aprovechando el retiro familiar de Iglesias y la inanidad de sus conmilitones ¿Cómo se cultiva el voto del electorado centrista? En el caso de Pedro Sánchez la labor pasa por renegar del independentismo. Es muy importante que la gente considere que el presidente es un valor seguro, alguien incapaz de correr aventuras que pongan en peligro la integridad de España. Sánchez es consciente de que la gente sabe que es un tipo pragmático capaz de atender las peticiones de sus aliados con tal de mantenerse en el poder, y por eso repite que nunca cederá ante el secesionismo desempolvando ante las masas su slogan identitario: no es no. La derecha exige que se comprometa a no indultar a los líderes independentistas, en el caso de que se produzca una sentencia condenatoria, y la respuesta llega en forma de evasivas. Como dice Inés Arrimadas, «aquí huele a indulto».
Desde el País Vasco, los nacionalistas piden más traspasos de competencias, sin que desde el Gobierno se alce una voz diciendo que todo tiene un límite. Como el PNV gobierna con el 100% de los impuestos, en cuanto logre el traspaso de la Seguridad Social, el País Vasco será lo más parecido a un Estado independiente sin reconocimiento oficial. En su repentino viaje hacia el centro, Sánchez explica detalladamente por qué presentó una moción de censura a Mariano Rajoy, para quitarse la etiqueta de oportunista. Las encuestas avisan: en el centro están los indecisos, y hacia allí va Pedro Sánchez a vender su mercancía.
Por su parte, Unidas Podemos se presenta como el garante de la plurinacionalidad. Tras el batacazo llevado en las elecciones generales de 2016 por haber defendido a capa y espada el derecho de autodeterminación para Cataluña, Pablo Iglesias vuelve a presentarse como compañero de viaje de los independentistas. Y como el calendario obliga, hace un canto de los valores republicanos. Resulta que recita párrafos enteros de la Constitución en mítines y debates, como hacían las juventudes comunistas chinas con el Libro Rojo de Mao, y cuando llega el 14 de abril tiñe de morado las banderas. Todo vale para intentar recuperar el voto de izquierdas que le ha arrebatado Pedro Sánchez. En la derecha ocurre lo mismo, Ciudadanos y Vox compiten por presentarse como la auténtica garantía ante el separatismo.