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Juan Neira

LARGO DE CAFE

EL JUEGO LIMPIO DE IGLESIAS

El debate en Atresmedia sirvió de desquite para los que perdieron veinticuatro horas antes el debate en RTVE. Pablo Casado, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias aprovecharon para recuperar el terreno que habían cedido con respecto a Albert Rivera. Cada uno lo hizo de manera distinta. El candidato de Unidas Podemos desarrolló una estrategia muy inteligente, al mantener todo el tiempo la compostura; evitó recurrir al juego sucio que tanto practicaron los otros tres líderes interrumpiendo al que estaba en posesión de la palabra, y olvidó la retórica para hacer crítica de frases cortas, rematada con propuestas inteligibles. ¿Se volvió realista Pablo Iglesias? No le hizo falta, le bastó con mantenerse al margen del guirigay, y en un momento en que Rivera no le dejaba hablar, se le dirigió en tono conminatorio llamándolo maleducado y advirtiéndole de que hasta sus propios votantes no aprobaban sus malas artes. Iglesias ganó el debate con una estrategia cerebral frente a las pasiones desatadas de los otros tres intervinientes.

Los que hicieron un mayor esfuerzo por recuperar el terreno que habían perdido la noche anterior fueron Pablo Casado y Pedro Sánchez. El candidato del PP estuvo locuaz como nunca y luchó por hacerse con el liderazgo de la derecha que le había quitado Albert Rivera. Repartió su artillería dialéctica entre Sánchez y Rivera, llegando a provocar dúos y tríos plenos de confusión porque no se entendía nada, con tres discursos cruzándose a la vez. El juego sucio lo inició Sánchez y Rivera cayó en la trampa, hasta el punto de ponerse a interrumpir a todos. Tanta incontinencia verbal le hizo perder la ventaja lograda en RTVE.

Sánchez acusó de mentirosos a los dos rivales de la derecha, y se acordó de la ultraderecha que tanto le hubiera gustado tener presente en el plató. Alguna información debía de tener de la encuesta que le suministran a diario, porque cuando los moderadores pidieron iniciar el debate por la cuestión del empleo, el presidente tomó la palabra y dijo «no pacté con los independentistas. No es no, nunca es nunca». Sabedor de que se hablaría de Cataluña al final del debate (después de las doce de la noche), quiso advertir a los españoles que se acuestan pronto, de que no había hecho ningún pacto con los enemigos de España. Sus esfuerzos dieron fruto y mejoró la nota.

Iglesias ganó muchos enteros haciendo gala de moderación, Casado y Sánchez avanzaron y Rivera echó un borrón. Un empate a cuatro ante el esprint final.

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por JUAN NEIRA

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