Mitin de Pedro Sánchez en Gijón, cuarenta y ocho horas antes de finalizar la campaña electoral. No es usual que un presidente del Gobierno vaya a una región de apenas un millón de habitantes para pedir el voto en un momento decisivo, cuando millones de personas indecisas optan por una candidatura. La tradición socialista de Asturias, un territorio que ha sido gobernada por el PSOE desde el inicio de la etapa autonómica, con la excepción del mandato de Sergio Marqués y unos meses de gobierno de Foro, influyó en la elección de los actos del presidente. A eso hay que añadir la clara hegemonía del ‘sanchismo’ en el seno de la FSA.
El candidato vino con el discurso del voto útil. Para ello recordó que no basta con ganar, es necesario tener una mayoría para gobernar. Sin nombrar a Unidas Podemos, dijo que era necesario concentrar el voto en el PSOE, «nada de intermediarios». En la mayoría de las convocatorias electorales el miedo es el argumento más movilizador. Pedro Sánchez volvió a decir que si ganaban las tres derechas habría un retroceso de cuarenta años. Es curioso que se siga utilizando la expresión de «cuarenta años», como ocurría en los años ochenta del pasado siglo, cuando volver cuatro décadas atrás era lo mismo que resucitar al franquismo. Ahora volver cuarenta años atrás es regresar a la democracia. En cualquier caso la alusión es clara, si vuelven las tres derechas la democracia española se desvirtúa. Es una hipérbole, pero no importa, el caso es inocular una dosis de miedo en el cerebro del personal para que vote al partido del gobierno. Entre las dos amenazas, la del regreso al franquismo y la de la inminente ruptura de España, ha transcurrido la dialéctica de esta campaña. Discutir sobre los peligros reales y las urgencias inaplazables (deuda, pensiones, despoblación) queda para otra ocasión.
Sánchez venía a atar el voto, no a disertar sobre Asturias. Ni una palabra de la variante de Pajares, de la transición energética, del declive demográfico, de Alcoa, de la financiación autonómica, de la autovía del occidente. Puestos a olvidar, tampoco se acordó del plan de vías de Gijón. Es más eficaz sacar a pasear el fantasma de las tres derechas para movilizar al electorado que sacar pecho por la firma del plan de vías. Intervinieron Adriana Lastra, la número uno por Asturias, Adrián Barbón, candidato autonómico y líder de la FSA, y Ana González. En el estrado hubo una ausencia clamorosa, la de Javier Fernández, que no participa