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Juan Neira

LARGO DE CAFE

LA PESADILLA DE LAS OBRAS PÚBLICAS

Tras el desastre del ‘petromocho’, el estamento político asturiano buscó una nueva frontera, una vez destrozado el objetivo de reindustrializar a base de captar grandes inversiones del extranjero. Definitivamente no teníamos capacidad ni habilidad para repetir la aventura del ‘tigre celta’ irlandés. La nueva meta fue la construcción de infraestructuras de transporte que nos liberarían de la forma de ‘fondo de saco’. Utilizo deliberadamente la terminología de los primeros años noventa del pasado siglo para recrear el ambiente político de aquella época que fue en la que hicimos el trueque de autovías por chimeneas. Con los fondos europeos (cohesión y estructurales) entrando a chorro se financiaron tantas obras que ahora dicen que somos una de las pocas regiones de Europa que tiene exceso de vías de doble calzada: hay tres formas de ir de Gijón a Oviedo por carretera sin cruzarse con otros automóviles.

Pese a lo que diga la Unión Europea, seguimos jaleando el debate de las vías de comunicación y en plena campaña electoral los partidos asturianos reivindican la construcción de la línea de alta velocidad entre Madrid y Gijón, la finalización de la autovía del Suroccidente, el plan de vías gijonés y la supresión del peaje del Huerna. Sobre la variante de Pajares no cabe discusión, porque después de invertir más de 3.500 millones de euros resulta carísimo aplazar la inauguración de la infraestructura. Los más realistas dicen que para terminarla es preciso gastar cientos de millones, pero no hay otra alternativa. Lo que veo muy lejano es la prolongación de la línea de AVE entre Campomanes y Gijón. Un sector importante de la clase política asturiana considera que se trata de una actuación utópica. Excuso decir cómo lo verán en Madrid que son los que ponen el dinero.

En el plan de vías gijonés se eleva la factura a 813 millones. Esta actuación alcanzó una dimensión desconocida de la mano del exministro, Íñigo de la Serna. Por muchos convenios que se firmen, veremos en qué queda la ampliación del proyecto. En cualquier caso, en el plan de vías se suceden las actuaciones de una forma tan lenta que no es fácil distinguir si avanza o está detenido. Aparte de producir papeles, el gran logro de los últimos años fue sacar el agua del túnel del metrotrén. En cuanto a la autovía del Suroccidente, acaba de despertar tras años de letargo. Hablar de estas cosas provoca una sensación de irrealidad. Parece el resto diurno de un sueño que se repite. Una pesadilla.

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por JUAN NEIRA

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