Mitin de Pedro Sánchez en el pabellón central de la Feria de Muestras, acompañado por Adrián Barbón, Adriana Lastra y Ana González. Por fin un acto electoral, de los de toda la vida, a seis días de los comicios autonómicos y municipales. Hasta ahora se ha desarrollado una campaña muy extraña, con actos menores, casi íntimos, como el organizado en Quintueles (Villaviciosa) por el Partido Popular con la participación de Pablo Casado. Los responsables de las campañas sabrán lo que se hacen, pero que el segundo líder político del país, en su única visita a nuestra región, evite las principales ciudades para hablar a los asturianos no es el mejor método para ganar cuota electoral. No es una cuestión regional, es la forma que tienen los partidos a escala nacional de encarar una campaña atípica, ubicada a rebufo de las elecciones generales. En Madrid, por ahora, el acto que tuvo más éxito congregó a cinco mil personas. Y eso que contó con la perfomance de Manuela Carmena e Íñigo Errejón dándose un ‘pico’ para regocijo de los simpatizantes. Al día siguiente, el expodemista dijo: «Reivindico mi derecho a ser frágil y dudar». Entonces lo entendí todo.
El presidente del Gobierno en funciones reunió a cerca de tres mil personas en el mitin gijonés, un número de seguidores semejante al que le arropó en el acto de las elecciones generales, celebrado en el mismo lugar. Pedro Sánchez sabe que su presencia, y la de sus ministros, se ha convertido en el mejor argumento para votar socialista el domingo. Lo dice en todos los sitios y lo reiteró en la Feria de Muestras: «No se puede dejar la faena a medias». Un mensaje muy sutil que soslaya la personalidad específica de las elecciones autonómicas y municipales, para dar a entender a la gente que estamos ante el mismo problema, así que para resolverlo volver a votar al PSOE. El perfil de los candidatos autonómicos y municipales queda en un segundo lugar, evitando poner el foco sobre los problemas de cada territorio para que nada interfiera el mensaje general de la izquierda dialogante, capaz de forjar los grandes consensos que necesita España, frente a una derecha radicalizada que se da de bruces contra la realidad plural del país.
Sánchez expuso los logros sociales de su corto mandato (salario mínimo de 900 euros, subsidio para mayores de 52 años, etcétera) y señaló que para avanzar por esa senda tiene que haber gobiernos socialistas en comunidades autónomas y ayuntamientos. Todo es así de fácil y de simple.