El próximo miércoles, 3 de mayo, responsables del Ministerio de Transportes viajarán a Oviedo para entrevistarse con el presidente del Principado. El objeto de la visita es comunicar a Adrián Barbón y, luego, a la opinión pública asturiana, cuándo se inaugurará la variante de Pajares. Para notificar una fecha no es necesario desplazarse de Madrid a Asturias. Hay muchas maneras de hacerlo, desde un comunicado del ministerio hasta un tuit de Raquel Sánchez. ¿Por qué tanto ceremonial para un asunto tan simple?
La fecha de la apertura es tema de debate desde la última legislatura de Mariano Rajoy. Los responsables ministeriales fueron avanzando fechas que el paso del tiempo se encargó de desmentir. En el último año cuatro veces fallaron sus previsiones. En la última, la ministra tuvo que manifestar que se inauguraría la infraestructura entre julio y agosto, es decir, después de las elecciones autonómicas, cuando el Principado ya había anunciado que sería uno de los grandes acontecimientos del mandato que ahora expira. Qué fiasco. Después de tanto patinazo, los jefes del ministerio se volvieron cautos y dijeron que la fecha se anunciaría entre marzo y abril. El plazo finaliza sin que los directivos se arriesguen a hacer augurios. El próximo miércoles nos dirán cuándo se estrenará. Insisto: ¿por qué tanto ceremonial? ¿Por qué de una fecha tardía hacen una cumbre Estado-Principado? El PSOE es el único partido que sabe convertir un fracaso en éxito y harán del día elegido un logro de alcance histórico. Eso también es hacer política; lo digo por la oposición, que no ha sido capaz de sacar ningún fruto de los retrasos en la variante. Creen que basta con lanzar tres o cuatro frases ante un micrófono para que los ciudadanos vean que hay otra forma de hacer las cosas.
Ante la incertidumbre, Adrián Barbón trasladó a Madrid la necesidad de conocer al menos el mes en que entrará en servicio la variante. ¿Nos van a decir el día, la semana, el mes o el trimestre? Según la versión oficial, todo se retrasó por la realización de pruebas de seguridad. En septiembre hay previstos unos simulacros que exigirán de dos a cuatro meses de digestión. Iríamos, entonces, hasta 2024. No viene un alto cargo de Madrid para echar un jarro de agua fría sobre la cabeza de los asturianos veinte días antes de los comicios. Descarto esa hipótesis, pero no que haya nuevos retrasos. Antes de las elecciones se dan buenas noticias. Las malas, en caso de notificarse, se trasladarán tras el recuento de votos.