Hay 123.201 emigrantes que tienen derecho al voto en Asturias. Aunque la mayoría pertenecen a la circunscripción central (68.618), donde tienen más posibilidades de influir en la elección de diputados es en las circunscripciones oriental y occidental, sobre todo en la primera, ya que representan el 30% del censo. ¿Cómo creció tanto el porcentaje? La respuesta es simple: por el despoblamiento del territorio.
Hasta la fecha el voto de la emigración fue absorbido por el sistema electoral sin grandes cuestionamientos. Durante muchos años se dio por sentado que apenas tenía influencia en el reparto de escaños. Una idea muy extendida que ha hecho que sólo el PSOE trabajara los grandes nichos de la emigración asturiana, que tienen en Argentina, México y Cuba sus principales referencias. En Europa, el más destacado es Bélgica, aunque lejos de los anteriores.
La supuesta intranscendencia del voto de la emigración se vino abajo en las elecciones autonómicas del 25 de marzo de 2012, cuando el voto en las urnas de la región dio mayoría al centro derecha (Foro, 13 y PP, 10). Tres días más tarde se abrieron las sacas del voto emigrante y en la circunscripción occidental, donde el PSOE estaba a menos de 200 votos de arañar un diputado a Foro, logró imponerse por 52 papeletas de diferencia. El asunto fue muy polémico porque llegaron votos directos fuera de la valija diplomática que se mezclaron al hacer el recuento, pudiendo alterar el resultado. El Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) declaró nulo el voto emigrante y ordenó repetir los comicios en la circunscripción occidental, en tres meses, por falta de garantías. Luego, el Tribunal Constitucional aceptó el recurso de los socialistas contra la resolución del TSJA y el escaño fue para el PSOE. Dejo fuera de este recordatorio todo lo que se comentó, entre bastidores, sobre el recuento del voto en el ala occidental.
En los últimos diez años el derecho al voto de los emigrantes ha aumentado y en esta campaña hemos visto cómo el candidato del PP, Diego Canga, hizo dos viajes a Hispanoamérica para lograr lo que él llama «un plus». El PSOE, por su parte, tiene muy trabajado el voto del exterior. El peligro está, en la actualidad, en el censo inflado del voto emigrante, al abrir la Ley de Memoria Democrática la espita para que muchos nacionales de otros países puedan participar como si fueran asturianos, por el hecho de tener un abuelo asturiano que se exilió. Urge aclarar esta cuestión por razones de exigencia democrática.