Adrián Barbón ratifica su posición antes del inicio de la campaña electoral: gobernar en solitario. La experiencia de la pasada legislatura le avala, al haber logrado aprobar los cuatro presupuestos del mandato sin necesidad de formar coaliciones. Acude a las elecciones convencido de que tras los comicios formará un Gobierno monocolor. ¿Formará un gobierno de coalición? «No contemplo esa posibilidad».
Las declaraciones de autoafirmación del presidente son una respuesta a las manifestaciones de Ovidio Zapico, candidato de IU-Convocatoria por Asturias, al dar a conocer su aspiración de formar parte activa del Ejecutivo tras las elecciones. El líder de IU expresó en términos concretos su objetivo: gestionar la Consejería de Medio Ambiente. ¿Qué hay detrás de ese cruce de declaraciones?
Sin conocer el resultado de los comicios, todas las manifestaciones sobre posibles gobiernos tienen un carácter especulativo. No hay base firme para plantear opciones reales. Las estrategias políticas se elaboran a partir de la aritmética parlamentaria. La política, en democracia, se apoya en las correlaciones de fuerza en la Cámara. Adrián Barbón pudo gobernar con comodidad, aunque con sustos (el primer presupuesto lo aprobó gracias a que una diputada de Ciudadanos rompió la disciplina de su grupo parlamentario y se abstuvo, antes de renunciar al escaño), porque duplicaba en escaños al segundo partido (PP), cuadriplicaba al tercero (Ciudadanos) y contaba con un pacto con IU que le dejaba a un diputado de la mayoría absoluta. Para mayo, tranquilidad, había en la pasada legislatura dos grupos de centro-derecha, Ciudadanos y Foro, que se llevaban mejor con el PSOE que con el PP. Barbón reivindica su modelo de gobernabilidad antes de las elecciones porque de lo contrario sería reconocer una debilidad. Ningún partido que lidera las encuestas abre la puerta, voluntariamente, a coaliciones.
También tienen lógica las manifestaciones de Ovidio Zapico. Ante el electorado de izquierdas se presenta como una opción que, además de escaños, tiene la llave del Gobierno. Podemos, su principal competidor, carece de esa cualidad. Para escrutar el futuro propongo estas premisas: no habrá mayorías absolutas; PSOE e IU serán los dos grupos con más afinidad de cuantas parejas parlamentarias quepa hacer; si entre los dos suman 23 escaños será muy difícil dejar a IU fuera del Gobierno; si se necesitaran tres partidos para obtener la mayoría, el bipartito perdería utilidad.