Empieza la campaña electoral, propiamente dicha, tras cuatro meses largos -desde las Navidades- de críticas de cada candidato a sus oponentes. En Madrid, Cuca Gamarra enseña en el Congreso de los Diputados las fotos de los candidatos electorales de Bildu que cometieron asesinatos y Pedro Sánchez le responde que «ustedes solo saben insultar y descalificar». Es conocido que Gamarra es intolerante y los bilduetarras que mataban con pistolas son progresistas. Bildu es socio estratégico del Gobierno de coalición de la izquierda. Es gente seria y fiable, sin duda. Otra cosa sería si el socio de cualquier gobierno fuera Vox. Entonces sí que estaría en riesgo la democracia. Esa es la tabla de valores de los que nos gobiernan.

Todo esto sucedió en la víspera del inicio de la campaña electoral asturiana. No somos conscientes de hasta qué punto vivimos en un territorio pacífico. La mayoría de los presidentes del Principado destacaron que el gran valor de Asturias es el territorio. Es cierto que es un formidable activo, pero creo que por delante está nuestra convivencia sin tensiones que ya se cuenta por décadas. El mayor daño que pudieran hacernos los candidatos de todos lo partidos que se presentan a las elecciones es introducir elementos de división en la población. No todas las comunidades autónomas están como nosotros. Ni creo que haya habido otras épocas en nuestra región donde hubiera un clima de tolerancia tan asentado. Es un capital que debemos conservar a cualquier precio.

Empieza la campaña en Asturias con la misma rutina que en Suecia. El PSOE va por delante en las encuestas y Adrián Barbón cuenta con la ventaja de ser, con mucho, el candidato más conocido por el electorado. La alternativa, desde hace cuarenta años, es el PP, en esta ocasión encabezado por Diego Canga. En los sondeos, el PP saca el 50% más de escaños de los que tenía, pero falta otro tanto para ganar ¿Habrá un vuelco en la campaña? El aspecto común que tienen todos los partidos minoritarios, en estas elecciones, es que ninguno sueña con el ‘sorpasso’. Podemos perdió ese tren entre 2015 y 2019, y a los de Vox les rebajaron las expectativas las sucesivas citas electorales en Galicia, País Vasco, Cataluña, Madrid, Castilla y León y Andalucía. El introductor del término ‘sorpasso’ en la política española fue Anguita, así que IU tuvo una cura de realidad el siglo pasado. En cuanto a Ciudadanos…

El defecto de nuestras campañas está en que no se discute de los problemas. En Suecia sí se hace.