El debate entre los candidatos a la Presidencia del Principado estuvo marcado por el formato. Los participantes, además de discutir, tenían que gestionar una bolsa de minutos, creando una situación muy incómoda en que es tan importante hablar como guardar silencio y acumular tiempo para asestar un golpe a los competidores cuando estos ya agotaron el suyo. Nunca funciona ese modelo en los debates. En tres minutos no se puede despachar la economía y la industria.

El modelo encorseta a los intervinientes y los discursos propenden a la simpleza. La segunda consecuencia es que de tanto preocuparse por la igualdad en el tiempo, acaban logrando que haya igualdad real en el debate. Lo que se conoce en ciencia como ‘suma no nula’, donde no hay perdedores, todos ganan. ¿De eso se trataba?

Adrián Pumares optó por intervenciones simples y rotundas. El AVE «es un fracaso de Barbón», Canga fue «un consejero de Javier Fernández», etc. Quedó muy bien, salvo en sus puntos débiles, como cuando Canga dijo de Foro que era «asturiano a tiempo parcial» porque solo plantea candidatura en 26 concejos.

Adrián Barbón se vio pillado en la tesitura contraria: muchos datos y mensajes de imposible síntesis. Su capacidad dialéctica de buen parlamentario quedó comprimida ante el avance inexorable de los segundos. Adoptó la táctica de Sánchez de anunciar buenas nuevas: «16 millones para la soledad no deseada». Aun así, pudo lanzar mensajes a los partidos de izquierda y centro, pensando en futuras alianzas, y hacer de sus intervenciones el centro del debate.

Covadonga Tomé (Podemos) fue quien más sufrió con la gestión del tiempo. No encontró el tono propio de los ‘podemitas’. Ovidio Zapico (IU) hizo intervenciones sobre la industria o la burocracia de los servicios públicos, dignas de lectura. Mensajes incompatibles con el formato. Iñarra (C’s) estiró el rol del maestro rural y fue el único que aludió a la cuarta circunscripción de Barbón. Carolina López (Vox) usó dos armas: retar a Barbón en todas las intervenciones y ser la única que rechazó rotundamente la cooficialidad.

Diego Canga estuvo muy por encima de anteriores candidatos/as del PP. Para no tener experiencia en este tipo de debates, utilizó bien el tiempo y fue cortante en réplicas. Se explicó sobre impuestos o fondos europeos. Ante el fuego cruzado de la izquierda y los minoritarios del centro (Foro, Ciudadanos) no se sintió acorralado. Barbón le apretó con su hipotética marcha y Canga contestó con una famosa frase de Pedro Sánchez.