Cuando empiezo a escribir son las once y media de la noche, el PSOE tiene 19 escaños y el PP, 17. Ceder sólo un diputado tras gobernar en solitario cuatro años es un balance que para sí quisieran algunos presidentes autonómicos que hoy se han quedado sin carro y sin cargo. Adrián Barbón tiene garantizado otros cuatro años en el poder si las fuerzas de izquierda mantienen un nivel mínimo de acuerdos. La debilidad de la izquierda se ha mostrado por el flanco esperado, vestido de morado. Podemos, pese a los intentos denodados de Covadonga Tomé haciendo campaña a horas intempestivas al visitar a trabajadores de turno nocturno, se ha despeñado. Podemos es el gran derrotado de la doble cita electoral, autonómica y municipal. Curiosamente, la mayor ganancia electoral, a la izquierda, corresponde a IU, que avanza en el Parlamento y en los ayuntamientos. El trabajo inteligente y sin fuegos artificiales de Ovidio Zapico fue recompensado por los electores.
En la derecha, el avance del PP es el que señalaba la encuesta publicada por EL COMERCIO el 14 de mayo, al adelantar que contaría con 17 escaños. El aumento es del 70% sobre los resultados obtenidos por Teresa Mallada en 2019. Las dudas sobre la idoneidad de Diego Canga para ejecutar el encargo realizado por Núñez Feijóo se han disipado. No sólo absorbió los cinco diputados de Ciudadanos, sino que también amplió la cuota parlamentaria con votos que habían ido hace cuatro años a otros grupos. Ahora bien, el balance como derecha, o centro derecha, deja un sabor agridulce, pese al salto de Vox, de dos a cuatro diputados. La desaparición de Ciudadanos y la pérdida de Foro, de uno de sus dos escaños, aplaza, otra vez, la posibilidad de alcanzar el gobierno. No obstante, lo que sí se recuperó es un equilibrio de fuerzas, como lo hubo en 2012, cuando los dos bloques quedaron separados por un diputado. Pasado el momento de la confrontación electoral, el centro derecha, como las distintas izquierdas, está llamados a entenderse. A partir de ahora se desarrollará la política en otro escenario parlamentario, marcado por el avance del bipartidismo: de 45 escaños, 36 están en manos del PSOE y del PP.
En la escala municipal hay que destacar el avance del PP e IU. Las plazas fuertes de occidente, menos Valdés, son para el PP. En el cómputo general sigue mandando el PSOE, pero con pérdidas sensibles, como Gijón, que ya anuncio que será el laboratorio sobre la posibilidad de entenderse gobernando juntos los grupos de derechas.