El personal de la Inspección Técnica de Vehículos de Asturias S.A. (ITVASA) vuelve a la huelga. La cadencia de paros será la misma que en los dos últimos meses del pasado año: lunes, miércoles y viernes queda interrumpido el trabajo. Las jornadas de huelga están convocadas hasta la Semana Santa, así que, si nadie lo remedia, habrá otros 33 días de anormalidad laboral. Los servicios mínimos están fijados en el 25% de la plantilla; como los paros tienen un seguimiento mayoritario, y sólo uno de cada cuatro trabajadores está obligado a presentarse en el trabajo, los primeros damnificados por el conflicto serán los ciudadanos que tienen un vehículo pendiente de pasar la revisión técnica. Con más de un mes de días hábiles convertidos en inhábiles, la lista de revisiones pendientes se alargará hasta colocarse en más de cien días de espera. Peor que en la sanidad. No hace falta decir que en cualquier centro de trabajo con un largo conflicto enquistado el ambiente laboral no propende al optimismo y la productividad se resiente. Es una regla que no conoce excepciones.
Las huelgas más gravosas, en las sociedades avanzadas, son las de servicios, al contrario de lo que ocurría en el siglo XX, con las temidas huelgas fabriles. El paro de ITVASA, causado por razones internas de la empresa, afecta a cientos de miles de asturianos, si tenemos en cuenta que la suma de camiones, furgonetas, autobuses, turismos, motocicletas y tractores anda en torno a las 700.000 unidades. Para que la mayoría de los vehículos puedan circular (exceptuando los que tienen menos de cuatro años de antigüedad), necesitan de una acreditación o distintivo que sólo administran las estaciones de la inspección técnica. Si ITVASA tiene problemas, tres de cada cuatro asturianos sufren las consecuencias. ITVASA, como Cogersa, por ejemplo, gozan de monopolio administrativo y así nos sale de barata la gestión de las basuras y de rápida la tarjeta que dispensa ITVASA. Digo esto último no ya por la huelga, sino por el alto porcentaje de ‘suspensos’ que afectan al parque móvil asturiano cuando va a la revisión. En la primera cita los inspectores encuentran defectos graves en el 32% de los coches y en el 46% de los camiones. En ninguna otra región hay tantos suspensos. Duplicamos la media de España.
Sin caer en dramatismos, quiero decir que el conflicto de las estaciones es ya todo un problema regional. No entiendo el distanciamiento de los gobernantes, cuando son los últimos responsables de este estado de cosas.