En la III Conferencia de las Cámaras de Comercio del Arco Atlántico, en la que participaron 21 entidades camerales de Portugal, España y Francia, José Ignacio Zudaire, presidente de la Cámara de Comercio de Bilbao, insistió en la idea de contar con el apoyo de los agentes sociales y empresas significativas para lograr el objetivo de constituir la Macrorregión Atlántica. Posteriormente, Carlos Paniceres, presidente de la Cámara de Comercio de Oviedo, valoró el respaldo institucional que obtuvo la Conferencia (Gobierno del Principado, Ayuntamiento de Oviedo y Universidad de Oviedo) y la importancia de trabajar sobre cuatro líneas estratégicas: mejorar la conectividad, promocionar el Camino de Santiago, impulsar el corredor del hidrógeno y aumentar la capacidad de influencia del Arco Atlántico. Carlos Paniceres informó de que están a la espera de que empiece la legislatura europea para reivindicar ante Bruselas la Macrorregión Atlántica.
Aquí y ahora las Cámaras de Comercio y las fuerzas económicas e institucionales que impulsan la Macrorregión Atlántica tienen un objetivo que vertebra territorios y crea identidad: el Corredor Atlántico. Ese es, a corto y medio plazo, el asunto sobre el que deben volcar todas sus energías. El desarrollo del Corredor tiene obstáculos obvios que van desde la escasa inversión presupuestaria que destina el Gobierno de España para su desarrollo hasta la más que preocupante actitud del Gobierno de Francia: más que retrasar las inversiones, parece que boicotea el proyecto del Corredor Atlántico. Por otra parte, nada nuevo, como quedó acreditado con las permanentes dilaciones y objeciones puestas por los sucesivos gobiernos de Francia a ampliar las conexiones eléctricas y gasistas entre los dos países, o también a mejorar las comunicaciones por carretera.
La Macrorregión Atlántica tiene en la actualidad dos puntos débiles. Uno es la escasa concienciación de sus poblaciones –si hiciéramos una encuesta no habría más de un 10% de la población familiarizada con la problemática del Arco Atlántico– y, el segundo, la falta de liderazgo político. Las Cámaras de Comercio y el conjunto de las fuerzas económicas necesitan de la inversión pública para construir el Corredor Atlántico y del fuerte compromiso político de los gobiernos para sacar adelante la Macrorregión. Hay otros problemas inherentes a las particularidades del territorio que trata de englobar la Macrorregión Atlántica, pero lo primero es abordar el déficit de apoyo ciudadano y la carencia de liderazgo político.