Adrián Barbón hizo una llamada a la movilización de la militancia socialista en el cierre del 34 Congreso de la (FSA). Lo mismo que había hecho Pedro Sánchez en el discurso de apertura. Faltan dos años y cuatro meses para los comicios autonómicos y municipales (para las elecciones generales quedarían dos años y medio, pero la mayoría de las veces las legislaturas se acaban sin haber transcurrido cuatro años), pero Barbón y Sánchez consideran que no hay tiempo que perder. El objetivo marcado por Barbón, para toda la organización, es revalidar la mayoría autonómica y recuperar las alcaldías que se perdieron en 2023. En las últimas elecciones la izquierda (PSOE-IU-Podemos) obtuvo un diputado más que el centro-derecha (PP-Vox-Foro), lo que da idea de lo ajustado que fue el resultado. Visto en perspectiva, en 2023 la derecha recuperó gran parte de la ventaja que le llevaba la izquierda (de siete escaños a uno). El futuro, como siempre, está por escribir, pero hay un gran equilibrio en la actual correlación de fuerzas.

Al poner deberes, Barbón señaló a Gijón («tenemos que ganar donde no ganamos»). En las grandes victorias autonómicas del PSOE (1983, 1999), el voto socialista en Gijón fue sustancialmente más alto que el alcanzado en la región: en 1983, ocho puntos más, y en 1999, por encima de cuatro puntos. Si Barbón aspira a tener más votos debe hacer tándem con los socialistas gijoneses; en la villa de Jovellanos es donde hay más espacio electoral que ganar. Ignoro las interioridades, pero hasta la fecha las señales de humo que se mandan son las contrarias: máxima cooperación con los rivales, lejanía con los propios. El 34 Congreso puede haber sido un punto de inflexión al incorporar a seis militantes gijoneses a la Comisión Ejecutiva.

El secretario general afirmó que «reivindicamos nuestro asturianismo político, sin vergüenza alguna». No teníamos dudas sobre ello. Puede que sea la cuestión política donde hay una mayor distancia entre los dirigentes de la izquierda asturiana y su electorado: el entusiasmo de la elite y la tibieza de las masas. Barbón aseguró que «ningún hospital comarcal se cerrará en Asturias». No sabía que estaban en cuestión. Al margen de la mayor o menor demanda que tengan, el cierre entraría en contradicción con el discurso del Gobierno sobre el medio rural. El presidente del Principado defendió la vía fiscal asturiana: «gracias a ella muchas familias apenas pagan IRPF». Pues si deflactasen el IRPF, serían muchas familias las que dejarían de pagar.