Se presenta en Asturias el informe anual del Consejo General de Economistas de España. Un momento muy oportuno, ya que el Principado acaba de anunciar que va a rebajar el gravamen del tramo autonómico del IRPF a las rentas más bajas. Un anuncio, sin duda, propiciado por la declaración de la Generalitat de rebajar el tipo impositivo a los ciudadanos con menos ingresos. Pasó Cataluña de tener el tipo más alto del IRPF (10,5%) a establecerlo en el 9,5%. Por esos azares que tiene el mundo de la comunicación se supo en toda España que quedaba Asturias liderando el tipo más alto (10%) para las personas que tienen menos ingresos (de cero a 12.450 euros). De ahí el anuncio del Principado de una pronta rebaja. Resulta indefendible para el Gobierno de coalición, PSOE-IU, gravar más que nadie a los contribuyentes más humildes.
Hasta la fecha, el Principado se había negado a rebajar el IRPF, diciendo que tenían otro método para ayudar a las personas desfavorecidas: la vía fiscal asturiana. Un invento que pasa por introducir deducciones en el IRPF para los contribuyentes que reúnan determinadas características. Desde los informes del Colegio General de Economistas siempre se dijo que el impacto de la estrategia fiscal del Principado no es sustancial, porque afecta a pocos contribuyentes y tienen una cuantía pequeña. En esta ocasión pusieron algunos ejemplos. Entre las novedades de 2024 está una deducción en el IRPF de 1.000 euros por cada hijo en las familias que uno de los dos progenitores falleció en accidente laboral. Es evidente que se aplicará a muy pocas personas y, además, no tiene una función añadida de propiciar determinados comportamientos económicos de los ciudadanos. Otro ejemplo. En el Impuesto de Donaciones se establece una deducción relacionada con el primer grado de parentesco (padres a hijos) en la adquisición de la primera vivienda. Tienen que ser viviendas protegidas y en otras comunidades se incluyen viviendas libres. Entre las deducciones de escasa cuantía y pocos beneficiados están las otorgadas para hacer frente al despoblamiento rural. Van dirigidas para determinados ciudadanos y la ayuda es tan baja que no inducen a cambiar de domicilio a nadie.
La vía fiscal asturiana, en la práctica, no supone un volumen de deducciones superior a los 20 millones, mientras que la política de no deflactar el IRPF le porta al Principado más de 100 millones. En vez de tanta deducción condicionada, el Principado debería mover los tipos y los tramos del IRPF.