En el Congreso de los Diputados, el ministro de Transportes, Óscar Puente, apoyó la prórroga del peaje del Huerna ante las preguntas de Rafael Cofiño, diputado asturiano de Sumar. Las explicaciones del ministro fueron las propias de un político que está a la defensiva, escaso de argumentos y con ganas de zanjar la polémica. En su intervención mantuvo el estilo arrogante, marca de la casa, más predispuesto a atacar a los oponentes que a convencerles con su verbo.
Para no alargarse en disquisiciones sobre la ilicitud del peaje, trató de superar la controversia con una frase rotunda: «rescatar tiene una connotación jurídica que el Gobierno no puede adoptar». Es curioso que el abogado Puente haga esa afirmación, cuando el rescate es una facultad del Estado de terminar unilateralmente una concesión administrativa por razones de interés público. Los gobiernos rescatan muchos bienes y servicios. Por ejemplo, el Gobierno de Pedro Sánchez rescató Air Europa, empresa de la familia Hidalgo, con la concesión de un crédito de 475 millones a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi). Podemos poner otro ejemplo más emparentado con el rescate del peaje del Huerna: el Gobierno de Pedro Sánchez rescató ocho de las nueve autopistas que quebraron en la crisis de 2008; la operación supuso un coste milmillonario, por tomar la unidad de medida empleada por Santano, secretario de Estado de Transportes, para valorar el rescate del Huerna.
Puente también lanzó un «recado a los asturianos» al recordar que Álvarez-Cascos «fue el ministro que decidió la prórroga y eso no debió de pesar mucho en el ánimo de los asturianos cuando le hicieron presidente unos años después». Vamos que ésta es una tierra de mansos, dispuestos a gritar, «¡vivan las cadenas!». Tratemos de entender lo que el ministro percibe como una paradoja. El peaje lo prolongó Aznar al mes de ganar por mayoría absoluta las elecciones generales de 2000 (183 escaños). Los gobiernos de mayoría absoluta tardan en tener contestación social.
La victoria de Cascos, en los comicios autonómicos de 2011, llegó precedida de su actuación como ministro de Fomento, que cumplió con el calendario de la autovía del Cantábrico y licitó la variante de Pajares. Luego llegó el desengaño del electorado por decisiones insólitas, como presentar candidatura en Madrid, pero esa es ya otra cuestión. La intervención parlamentaria de Óscar Puente deja una conclusión: apuesta por un proceso judicial tan largo como la prórroga.