Una primera lectura de las urnas pasa por destacar el avance del voto de la derecha en los dos últimos años, al obtener 40 escaños entre PP y Vox, frente a los 25 de la izquierda. De mayo de 2023 a diciembre de 2025, se pasó de la diferencia de un diputado entre los dos bloques ideológicos a quince escaños. Un cambio espectacular. El gran derrotado es el PSOE, único partido que retrocede en su representación parlamentaria, confirmando los pronósticos más negros. La otra cara de la moneda la representa Vox, que tiene un avance superior al que ya le concedían los sondeos. Crecer de cinco a doce diputados es un avance notabilísimo, máxime si tenemos en cuenta que su candidato a presidente, Óscar Fernández, fue el que tuvo un papel más discreto de los cuatro cabezas de lista de los partidos parlamentarios.
Unidas por Extremadura (Podemos, IU) aumentó en más de un 50% su representación parlamentaria. Al contrario que en Vox, el papel de la candidata, Irene de Miguel, primera de lista, fue muy destacado, representando una nueva versión de los partidos a la izquierda del PSOE. La alianza Podemos-IU revive en Extremadura, tras años de grandes retrocesos en el panorama nacional. El PP ganó las elecciones con una gran diferencia de votos y escaños sobre el resto de partidos, pero María Guardiola perdió el reto que había asumido cuando convocó los comicios. Quería gobernar con mayoría absoluta y sólo mejoró en un diputado la posición del PP en la Cámara. Queda lejos de contar con la mayoría de escaños que le permitiría gobernar sin apoyos. Anticipó la convocatoria electoral para desembarazarse de Vox y de las urnas ha salido Vox muy reforzado, que tendrá, seguramente, un mayor protagonismo parlamentario y político en Extremadura. Le ocurrió como a Feijóo en las últimas elecciones generales al desinflarse en el final de campaña. Los dos cometieron el error de no acudir al debate en televisión con el resto de candidatos. Quiso sacar rédito del chusco incidente del robo en la oficina de Correos y no le funcionó. Privó a sus votantes de la foto final de campaña formando tándem con Feijóo, porque prefirió proyectar la imagen de mujer sola y valiente ante sus principales rivales, los hombres del PSOE y Vox (Gallardo y Óscar Fernández) y tampoco obtuvo beneficios de esa estrategia.
De las elecciones en Extremadura emerge una mayoría de derechas que no existía hace dos años. El profundo desgaste del PSOE desestabiliza el equilibrio de bloques. Sólo si la derecha se divide perderá la hegemonía.