Ante la falta de cirujanos en los hospitales de las alas de la región (Arriondas, Jarrio), los directivos del Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa) han ordenado a los cirujanos del Hospital de Cabueñes que se desplacen varios días a los hospitales de oriente y occidente para suplir las bajas, dejando sin hacer el trabajo programado en Gijón. Desde el Hospital de Cabueñes llamaron a los pacientes del Área V para anular las consultas u operaciones previstas. En Jarrio y Arriondas se da un cuadro típico de la Administración pública: en Jarrio, de cuatro cirujanos, tres están de baja; en Arriondas, de los cuatro cirujanos, uno tiene exención de guardias por la edad y otro, reducción de jornada por cuidado de persona mayor.
Pese a que está previsto en el nuevo mapa sanitario que el Hospital de Cabueñes sea cabecera de un área que va de Gijón hasta Cantabria, incluyendo la comarca del Nalón, para las sustituciones urgentes los cirujanos de Cabueñes cubren oriente y occidente, algo que no ocurre en los otros dos grandes hospitales (HUCA y San Agustín), que solo operan en una de las alas: los médicos del HUCA en Arriondas y los de San Agustín en Jarrio. El malestar de los profesionales gijoneses es manifiesto y acordaron dejar de hacer las horas extra vespertinas (‘peonadas’, en argot sanitario), con las que habían reducido las listas de espera.
Cuando uno piensa en un hospital o centro de salud, la imagen que ocupa la mente es la de médicos y enfermeros asistiendo a pacientes, pero no reparamos en la tupida burocracia que hay en el sistema sanitario, como en todas las áreas públicas. En enero de 1994 se presentó la nueva configuración sanitaria, con sólo tres áreas. El plan era empezar a negociarlo en marzo y en seis meses tenerlo acabado. Catorce meses más tarde todavía están con 57 alegaciones.
En una situación de déficit de médicos, se impone el realismo: los pacientes tienen que desplazarse a los hospitales mejor dotados (para eso hay un magnífico servicio de ambulancias), en vez de obligar a los médicos a viajar a los hospitales donde no hay cirujanos, dejando en precario el servicio en que trabajan. Nadie cuestiona la estructura sanitaria de las alas, con sus hospitales y centros de salud, pero si por circunstancias sobrevenidas no hay personal para operar en Jarrio o Arriondas, se desplaza a los pacientes, que produce muchos menos trastornos que cambiar a los médicos de hospital. Los familiares los alojaría el Principado en hoteles de Oviedo, Gijón o Avilés.