Alejandro Calvo, consejero de Fomento, Cooperación Local y Prevención de Incendios, afirmó en comisión parlamentaria que los trenes de ancho métrico encargados por Renfe a la empresa, Construcciones y Auxiliares de Ferrocarriles (CAF), para la red de cercanías de ancho métrico de Asturias, llegarán en tiempo y forma. El lote de diez trenes, que será ampliado con otros siete, constituye el compromiso principal asumido por el Ministerio de Fomento en el Acuerdo de la Castellana, firmado con los presidentes de Asturias y Cantabria. Una forma de paliar, de alguna manera, el tremendo error cometido por el Ministerio de Fomento al encargar trenes con unas medidas que no se ajustaban a la amplitud de los túneles de las dos regiones. El daño ya estaba hecho al retrasar en tres años la entrega de los convoyes, por eso se añadió en el acuerdo, a modo de indemnización simbólica, la gratuidad de los billetes hasta la entrega de los trenes. Este último detalle fue recibido con gran alborozo por el Principado.

La oposición desconfía y no es para menos, porque en materia ferroviaria se llevó Asturias los mayores desengaños con el Gobierno central. El consejero dice que se va a cumplir el acuerdo, pero al hablar del momento de la entrega de los convoyes lo sitúa «a lo largo de 2026». Los trenes se empezaron a fabricar el 26 de febrero de 2024. Entonces se dijo que estarían en Asturias en el primer semestre de 2026. El plazo se amplía: «a lo largo de 2026». Ya estamos escarmentados; esa forma de hablar de Calvo me recuerda a la exministra de Fomento, Raquel Sánchez, cuando aseguraba que se inauguraría la variante de Pajares en 2022, luego «en los primeros meses de 2023», más tarde «en el primer semestre de 2023», posteriormente, «al final del verano», para acabar cortando la cinta dos días antes de empezar el mes de diciembre. No es serio.

Recuerdo la singular ceremonia del ‘corte de chapa’, oficiada en la factoría de la CAF, con la presencia de los presidentes de Asturias y Cantabria, el secretario de Estado de Transportes (Santano), el presidente de Renfe, el consejero vasco de Transportes y otros prebostes. Con pompa y circunstancia empezaba la fabricación de los convoyes. Me impresionó la oratoria de Santano, «llegarán a Asturias y Cantabria los mejores trenes: accesibles, modernos y conectados». Remataba: «es un hito fruto de nuestro compromiso». Este señor, un año más tarde, nos obsequió con otro hito: la trampa del vial de Jove, que tras ser licitado, quedó en nada. Ya aprendimos.