La junta directiva del PP de Asturias no se ha reunido nunca desde el último congreso del partido, celebrado en el otoño de 2008. El máximo órgano de dirección del PP regional debe ser convocado cada cuatro meses. Sería interesante saber cuántas veces se reunió la junta directiva en la última década, por escoger el periodo de tiempo que abarca la presidencia de Ovidio Sánchez. Durante todos esos años la falta de vitalidad de los órganos directivos fue una constante. Baste recordar cómo en el anterior congreso se crearon dos novedosas vicepresidencias para Gabino de Lorenzo y Pilar Fernández Pardo, así como un imaginativo cargo de adjunto a las vicepresidencias para contentar a Juan Morales, y ninguno de los tres puestos tuvo el más mínimo cometido.
La actividad orgánica en los estamentos de dirección del PP está bajo mínimos. La política del PP regional pivotó en los diez pasados años sobre dos ejes, la actividad de los ministros asturianos de Aznar, hasta la primavera de 2004, y los discursos sobre el desempleo en la última época. Fuera de esos dos argumentos el PP regional ha vivido de las salidas de tono y las chirigotas de Gabino de Lorenzo, que tuvo la feliz ocurrencia de denominar «chiringuitos socialistas» a todas las empresas públicas y organismos autónomos del Principado. La falta de norte en el grupo de Ovidio Sánchez es tan clamorosa que cuando se quiso, desde el Principado, abrir un debate sobre la financiación de la sanidad, la toma de posición del partido liberal-conservador consistió en recalcar que se opondrían a cualquier atisbo de privatización. La derecha alarmada por las privatizaciones de la izquierda o el mundo al revés.
El PP asturiano languidece. La mejor prueba de ello son los resultados que logra en las elecciones municipales. Mientras el socialismo tiene 54 alcaldías, el PP se conforma con 12. Los comicios locales no se ganan estando atechados bajo el paraguas de Mariano Rajoy. Para obtener el voto en los ayuntamientos hace falta estar vinculado a los problemas del vecindario y la dirección regional no arropa suficientemente a sus candidatos. La ocupación del mapa regional por el poder socialista no tiene equivalencia en el PP. Esa falta de actividad orgánica no le impide al equipo de Ovidio Sánchez disolver juntas locales e imponer gestoras. Les encanta intervenir sin debatir.