En el acto de toma de posesión como consejero de Educación, Herminio Sastre ha ofrecido diálogo para hacer frente a los conflictos. El nuevo consejero no quiso hacer promesas y anunció que su gestión será continuista, rodeado del mismo equipo que tenía Iglesias Riopedre. En el citado acto, Álvarez Areces hizo un elogio encendido de Riopedre, hasta el punto de que la ceremonia oficial se convirtió en un homenaje improvisado al ex consejero.
Las palabras de Herminio Sastre son realistas. Faltan nueve meses y medio para el fin de la legislatura, así que no tiene sentido cambiar de planteamientos ni marcarse grandes objetivos. Toca hacer gestión, en medio de un contexto adverso, porque hay conflictos abiertos, como lo demuestra el hecho extraordinario de que haya manifestaciones de profesores en agosto, un mes especialmente inhábil para los enseñantes. Dentro de tres semanas empezará el curso de los recortes, afectando al número de profesores, a los sueldos y a los programas educativos que se desarrollan. Para todo ello la medicina del consejero es el diálogo.
La Educación, la Sanidad, los Servicios Sociales y las Infraestructuras son las cuatro consejerías del gasto. Cuando la economía está en auge es muy agradecido estar al frente de cualquiera de esos departamentos, porque se construyen equipamientos -las famosas fotos descubriendo lápidas o cortando cintas-, se firman incrementos sustanciales de sueldos y se anuncian nuevas iniciativas. Cuando la economía está en crisis no se inaugura nada, ni se aumentan los salarios ni se proponen metas ambiciosas. Los departamentos del gasto viven de la recaudación de Hacienda. Así de simple. El ajuste de los gastos es un mandato imperativo para todos los gobiernos, porque vivíamos por encima de nuestras posibilidades. Los Presupuestos para 2010 de España y de Asturias se habían elaborado con un optimismo infantil, sin que los datos de la coyuntura permitieran corroborar las cifras de gasto e ingresos. En el primer mes del año quedaron obsoletos. Herminio Sastre no podrá estirar el dinero que tiene asignado, aunque de un político se espera que explique las razones de la austeridad. En el caso de la Educación queda un margen para mejorar sin gastar más dinero, ordenando de otra manera los recursos y aplicando pautas que aumentan el rendimiento del alumnado