En Asturias hay 244 entidades del Tercer Sector de Acción Social (TSAS) que dan recursos e imparten programas que benefician a 141.000 personas. Antes de entrar en la problemática quisiera detenerme un momento en la expresión, Tercer Sector, que ya estuvo presente con otras temáticas, como Tercera Vía o Tercera España. En la formulación está implícito que previamente hay otros dos sectores que se relacionan dialécticamente, en el juego de tesis y antítesis (derecha e izquierda, pobres y ricos, etc.). Sin embargo, Tercer Sector, en ninguno de los tres ejemplos expuestos juega el papel de síntesis, no es el resultado de esa dialéctica, sino que corresponde a una realidad que antes estaba oculta o, simplemente, es una forma de reclamar que hay otras soluciones, otros enfoques a las cuestiones ya conocidas. Al hablar de Tercer Sector, Tercera Vía o Tercera España ya se está cuestionando el statu quo. Por eso es un nombre atractivo.
En TSAS trabajan 6.000 profesionales y 6.700 voluntarios. El voluntariado va ligado al desinterés, el trabajo sin remuneración, la generosidad, por eso si los profesionales son muy necesarios, los voluntarios son imprescindibles.
La Mesa del Tercer Sector encargó a un equipo de investigadores de la Universidad de Oviedo, liderado por el profesor, José Antonio Llosa, que hiciera un primer estudio de situación del conjunto de las 244 entidades, con la colaboración de la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar. En el trabajo aparecen valoraciones, como «agentes clave», «espacio de solidaridad y compromiso», «capacidad de respuesta especializada e integral».
Presentado el informe, la consejera, Marta del Arco, señaló que con el estudio iba a poder tomar decisiones sobre la sostenibilidad. Es decir, establecer un canal de financiación estable. Soy consciente de que las 244 entidades necesitan apoyo económico para realizar su labor. Es probable que no haya una alternativa satisfactoria.
Hace unos cuantos años, estas entidades eran más conocidas como organizaciones no gubernamentales que por formar parte del Tercer Sector. Al ser organizaciones no gubernamentales se establece una distancia con los gobiernos. Se obtiene un sello de independencia que es garantía de credibilidad. Entiendo que se dé apoyo económico al trabajo altruista, pero hay que evitar proyectar la imagen de ser un apéndice de los gobiernos para hacer tareas gravosas que los funcionarios no están dispuestos a ejecutar.