En el II Congreso de Foro ha quedado formalizado el cambio de liderazgo, con Cristina Coto, como nueva presidenta del partido, y Álvarez-Cascos de secretario general. Un cambio que no estaba en la agenda hasta que lo introdujo Cascos para sorpresa de propios y extraños. Un mes escaso entre el anuncio y el congreso, que la organización de Foro lo ha dedicado a metabolizar la novedad. Como señalan los estatutos del partido, la presidenta será la candidata a la Presidencia del Principado. Resta por ver si el nuevo secretario general irá en un lugar destacado de la lista autonómica, tal como ocurrió en las elecciones de 2011, cuando la secretaria general del partido, María Teresa Alonso, iba detrás de Cascos. Sería un refuerzo importante para las aspiraciones de Cristina Coto, aunque dudo mucho que se vaya a repetir esa situación.
La identificación entre Foro y Álvarez-Cascos es muy superior a la que se produce en otros partidos con sus máximos dirigentes; algo que no puede extrañar porque Cascos lo ideó, lo fundó, extendió su organización por toda la región y con sus siglas ganó las elecciones de 2011. Ahora bien, cuando un político no quiere desempeñar un cargo, no queda otro remedio que respetar su voluntad.
Por edad y trayectoria política, Cristina Coto reúne las condiciones para luchar por la Presidencia del Principado. Tiene puntos más fuertes que otros, como les ocurre a todos los candidatos. No es tan conocida como Javier Fernández, Gaspar Llamazares o Mercedes Fernández, pero ese déficit lo puede subsanar incrementando el contacto con las organizaciones municipales, lo que también le servirá para acercarse a los problemas de los ayuntamientos (a modo de ejemplo, la víspera del congreso se producía en Gijón una movilización con participación del grupo municipal de Foro). La actividad política de un territorio sobrepasa, de largo, la vida del Parlamento.
SUCURSALISMO
El punto fuerte de la candidata es la solidez del discurso de Foro. La descripción del régimen asturiano, con un partido opositor cómplice de las andanzas del Principado, durante largos años, tiene la firma de Foro. El análisis sobre la fallida gestión del Gobierno de Javier Fernández está mejor descrito en los discursos de Cascos que en los de otros líderes de la oposición.
Sobre estos ejes, el actual secretario general colocó el argumento del sucursalismo, como enfermedad, lastre o vicio del resto de partidos. De sucursalismo habló Cascos ya en 2011, pero hace cuatro años el blanco de los ataques era el bipartidismo (como suele decir Álvarez-Cascos, “ahí están las hemerotecas para comprobarlo”), y el sucursalismo aparecía como elemento de refuerzo. Ahora el sucursalismo es la etiqueta-estigma.
En su primer discurso como presidenta, Cristina Coto blandió también la crítica al sucursalismo. Aunque este asunto requiere de alguna matización, me parece más importante señalar un flanco urgente que debe atender Foro.
Para Foro no existe la diarquía izquierda-derecha. Tampoco existe para los partidos regionalistas o nacionalistas. Todos los partidos que critican el sucursalismo evitan analizar la política según la dialéctica del enfrentamiento, izquierda-derecha. Hasta tal punto es así, que Foro critica el sucursalismo de Podemos, no su deriva izquierdista-populista.
Una razón a favor de Cascos para obrar así es que en Asturias hay un pacto –tácito o expreso- entre PSOE y PP para el próximo mandato. La mejor prueba de ello es que un dirigente tan cauteloso como Javier Fernández ataque sin miramientos a Podemos, declarando que es una pérdida de tiempo hablar con ellos. Ante una Cámara con abundancia de grupos parlamentarios, el tándem de los Fernández (Javier y Mercedes) tratará de hacer viable su alianza de gobierno.
CATECISMO DE IZQUIERDAS
Ahora bien, las encuestas en toda España apuntan a una clara mayoría de izquierdas, como no la hay desde las tres primeras legislaturas de Felipe González. Con la particularidad de que el centro de gravedad de esa mayoría gravita hacia la izquierda del PSOE, un hecho nuevo desde la restauración de la democracia. En ese ambiente, en caso de ser factible la alianza de Javier Fernández con el PP, se se ceñirá a asuntos concretos, como los presupuestos, pero no habrá un pacto cerrado. La FSA sentirá pánico a ser desbordada por la izquierda y hará demagogia durante todo el curso parlamentario.
Las políticas fiscales, medioambientales, sanitarias, educativas, etcétera, estarán impregnadas de concesiones a la izquierda. Ahí tiene un papel que jugar Foro. No dudo sobre lo que haga entonces, sino que digo que lo debe adelantar ahora. En el actual clima social y político que envuelve la vida pública española y asturiana, sustraerse al discurso de la izquierda y la derecha me parece un artificio y un error político y electoral.
La utilidad de la alternativa de Foro no está solo en tener las manos libres para defender los intereses de Asturias, sino en la potencialidad que tiene para nuclear a sectores amplios de la población frente al catecismo de la izquierda (todos los problemas sociales se resuelven elevando impuestos; la defensa del medio ambiente se logra expulsando industrias; la sanidad pública es la única que cura; la educación mejora limitando los colegios concertados). Hay miles y miles de asturianos que quieren oírte hablar de esto, Cristina Coto.