El Gobierno regional encarará el próximo curso parlamentario con dos prioridades: el logro de un nuevo modelo de financiación autonómica que satisfaga las necesidades de Asturias, y el acuerdo con IU de un proyecto presupuestario para el año 2009. El primer asunto no hace falta justificarlo, porque constituye la tarea más importante que tienen entre manos todas las regiones (con la excepción de las comunidades forales) en el corto plazo. Sin embargo, el anuncio de la negociación con Izquierda Unida es un hecho novedoso, ya que no se planteó en esos términos el debate presupuestario en el pasado año.
La Junta General del Principado dista mucho de ser una cámara atomizada, con variada representación parlamentaria y el clásico grupo mixto como comodín. Durante varias legislaturas hubo cuatro partidos, pero en cuanto la opción de centro (UCD y CDS) se derrumbó y las fuerzas regionalistas (URAS y PAS) quedaron sin escaños, la Junta quedó reducida a tres fuerzas. La existencia del grupo mixto dio mucho juego, mientras hubo diputados allí ubicados; la mejor prueba de ello fue el mandato de Sergio Marqués, en que el grupo mixto hizo posible que Asturias contara con un incremento en las cuentas regionales de un 25%. Sin los diputados del grupo mixto aquella legislatura hubiera sido de permanente bloqueo parlamentario. Tanto protagonismo tuvo el citado grupo en aquel mandato que al final hasta el propio presidente, Sergio Marqués, acabó engrosando sus filas.
Una vez reducida la representación parlamentaria a tres fuerzas, el Gobierno regional está obligado a negociar intensamente. La manera más fácil de encarrilar un mandato, cuando se parte de una mayoría relativa, es formar un ejecutivo de coalición, como hubo entre los años 2003 y 2007. De no verificarse esa posibilidad, el Ejecutivo tiene que actuar con mucho tacto, porque resulta muy fácil quedar en minoría, como ocurrió con las cuentas regionales de este año. Para que la oposición vote en contra de los presupuestos no hace falta compartir un proyecto, basta con disentir del Gobierno. La experiencia del primer curso de la legislatura quizás haya servido de lección para que PSOE e IU negocien el presupuesto sin apriorismos. Pero a día de hoy, aún está muy lejano un presupuesto a dos manos.