Presidentes de juntas locales del PP, de oriente y occidente, y alguno del centro, declaran su alineamiento con el sector crítico, aunque de momento prefieren mantenerse en un discreto segundo plano. En alguna de las reuniones celebradas por el sector crítico, destacados miembros de juntas locales barajaron la posibilidad de abandonar el partido si vuelve a ser reelegido presidente Ovidio Sánchez; del mismo modo, varios concejales hablaron de la posibilidad de pasar a nutrir los grupos mixtos de las corporaciones locales, si vence el sector oficialista en el próximo congreso regional del partido.

Las manifestaciones expresadas por presidentes de juntas locales demuestran un malestar con la dirección del partido. Nada nuevo: ese disgusto ya existía hace tres años y Ovidio Sánchez fue reelegido presidente. Ovidio Sánchez lidera el partido desde la lejanía, sin que haya un contacto metódico con las organizaciones locales, y con capacidad para desentenderse de los problemas internos hasta que la entidad de los conflictos obliga a tomar alguna medida, que suele pasar más por un apaño entre las corrientes o personas enfrentadas que por una verdadera solución de los problemas. El presidente del PP tiene la rara habilidad de no sentirse ofendido por las críticas y de perdonar cualquier tipo de manifestaciones contrarias a su persona, de modo que la mayor parte de los ataques que le lanzan se convierten en golpes al vacío. Ovidio Sánchez cuenta con el apoyo de gran parte de su grupo parlamentario y con juntas locales potentes, como las de Oviedo y Avilés. Gijón, sin embargo, es una incógnita.

Es evidente que habrá delegados de las juntas de Oviedo y Avilés que no secundarán la reelección de Ovidio Sánchez, pero la mayoría sí lo harán. Además, en todos los partidos políticos hablar desde la dirección supone arrastrar votos, y más si se cuenta con el respaldo de Madrid. En vísperas del congreso regional el esquema de fuerzas interno es muy similar al que había antes de la anterior cita congresual, con la única diferencia del interrogante que envuelve el comportamiento de los delegados gijoneses. Para cambiar esa correlación de fuerzas, el sector crítico necesita algo más que sumar agravios, porque así no se levanta una alternativa creíble.