La encuesta de Invesmark sobre las elecciones autonómicas y locales, en Gijón y Oviedo, abre un haz de posibles comentarios. Ayer hablábamos de lo que prevé para los dos principales ayuntamientos de la región. Hoy, sin perder de vista esos datos, analizaremos las horquillas de diputados en la Junta General del Principado y los porcentajes de voto.
A escala regional se acabó el bipartidismo, un sistema de reparto del poder parlamentario que nos acompañó durante gran parte de la etapa autonómica.
No quedó superado porque los nuevos partidos (Podemos y Ciudadanos) hayan alcanzado a los clásicos, ya que el PSOE en la encuesta marcha destacado como ‘El Tarangu’ de los mejores tiempos (¡Ay!, aquellos seis minutos de ventaja en la cima de Formigal en la Vuelta a España del 72), sino por el hundimiento del PP.
PP
El partido de la derecha por excelencia queda en el sondeo relegado al papel de cuarta fuerza parlamentaria. El PP asturiano siempre siguió una ruta distinta al PP nacional. A partir del año 2011 pasó de ser un partido cercano a los 20 diputados a quedar reducido a la mitad.
Hay que recordar que la llegada de Cascos y Foro justificaría el batacazo de 2011, pero hace cuatro años Foro perdió nueve escaños (el 75% de sus diputados) y el PP sólo rescató uno. Dicho de una forma más directa: la oferta autonómica del PP es tan insatisfactoria que un amplio sector del electorado de la derecha se queda en casa.
La encuesta asigna seis o siete diputados al PP, lo que constituye un espectacular retroceso que acaba con una de las características de los dos grandes partidos: en las peores coyunturas tienen un suelo alto. Cuando la crisis de Sergio Marqués, el PP bajó hasta los 15 diputados. Ese era su suelo. El surgimiento de Foro lo rebajó a los 10 escaños. Ahora, la encuesta lo sitúa entre seis o siete diputados. ¿Quién capitanea esa nave?
Pese a la subida del PSOE y la bajada del PP, la relación entre bloques ideológicos se mantiene constante: 25-27 diputados para la izquierda, 17-19 para la derecha. En la legislatura que acaba de finalizar, la izquierda tenía 28 y la derecha 17.
Solo el crecimiento de grupos (cuatro derechas) y las guerras internas del PP impiden a la derecha aprovecharse de dos mandatos baldíos con gobierno monocolor socialista en el Principado.
Valoraciones
Sobre ese particular, el sondeo tiene apartados muy reveladores. Cuando se le pregunta a los encuestados cómo califican la gestión del Gobierno del Principado, un 21,1% la valora como «muy desfavorable», mientras que «muy favorable» solo lo dice el 11,6%.
La suma de los que la juzgan de «desfavorable» y «muy desfavorable» se eleva al 40,7%, mientras que los «favorables» y «muy favorables» se quedan en el 37,2%. Pese al malestar con la gestión socialista, la derecha, en conjunto, no avanza ni un diputado.
Para contrastar, si tomamos como referencia el Ayuntamiento de Gijón nos encontramos con que la gestión de Carmen Moriyón es valorada como «favorable» por el 29% de los encuestados y «muy favorable» por 22,1%, mientras que el 12,3% la califica de «desfavorable» y el 17,6% de «muy desfavorable». En conjunto la valora positivamente el 52,1%, y negativamente el 29,9%. Un balance muy distinto al de Javier Fernández.
El retroceso de Podemos (de nueve a siete diputados) es menor del que cabría esperar. En los últimos meses, la imagen proyectada desde el partido morado fue muy negativa y, sin embargo, pese al tirón socialista mantienen el tipo. Más daño ha hecho el voto útil a IU, que pasa de cinco diputados a dos o tres. Quizás la sintonía con el PSOE durante todo el mandato, en el Principado, haya favorecido el trasvase de votos.
El giro a la izquierda del ‘sanchismo’ (impuestos, gasto social) es probable que facilite el entendimiento entre las tres izquierdas. La gente no va a permitir otros cuatro años de parálisis y la entente Sánchez-Iglesias hará las veces de brújula para los gobiernos autonómicos.
Carajal
El verdadero carajal está en la derecha con cuatro partidos de talla ‘S’ repartiéndose un poco más de un tercio de los escaños. El ‘sorpasso’ de Ciudadanos, que alcanza los ocho diputados, sirve para liderar la familia de la derecha, pero con ocho diputados no se forma una alternativa de poder. Con ese número se puede respaldar un gobierno, pero no sustituirlo.
La relación entre los cuatro grupos de derecha en Asturias es prácticamente inexistente, a diferencia de lo que ocurre en otras regiones. El sentido común dice que debe reducirse la cantidad, por absorción o coalición, pero prefieren jugar a competir entre ellos por el ser el primero en la meta volante.
Si miramos los datos de la encuesta en el Principado y los ayuntamientos de Gijón y Oviedo nos encontramos con que el gran flujo de escaños se da en el interior de la derecha, del PP a Ciudadanos. Al PP no lo derrota el PSOE, lo vence Ciudadanos. Es una guerra de familia.
Los ajustes entre grupos de la misma ideología no movilizan al electorado. La mayor participación en las urnas autonómicas se dio en los dos momentos en que ganó un partido de derechas, mayo de 1995 y mayo de 2011. Hacer política de puertas adentro provoca indiferencia social. Lo primero, estrategia y discurso. Luego, ya se dará algún codazo si fuera menester.