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Juan Neira

LARGO DE CAFE

PARTIDO POPULAR, LA PODA DEL APARATO

EL mandato del nuevo equipo directivo de Ovidio Sánchez, con Fernando Goñi de secretario general, se inicia con medidas expeditivas sobre juntas locales basadas en distintas irregularidades relativas a censos y pago de cuotas, así como en la debilidad política evidenciada por el declive electoral del PP en dichos concejos.
Con la excepción de Villaviciosa, la intervención de la dirección regional se centra en media docena de juntas locales que tienen en común su escasa entidad, así como el apoyo dado a Juan Morales, rival de Ovidio Sánchez en el último congreso. Del eventual éxito de esta operación podría depender una intervención posterior en otros concejos.
Las irregularidades constatadas son compartidas por muchas otras juntas locales, ya que la militancia en los partidos no se caracteriza en la actualidad por su entusiasmo y la puntual observancia de los compromisos. En cuanto al declive electoral, es algo que le ha ocurrido al PP en muchos municipios, así que, puestos a intervenir, sólo se salvarían una docena de concejos.
Plan oficial
Ovidio Sánchez ha iniciado su último mandato con el objetivo centrado en escoger al cabeza de lista electoral para disputarle a la izquierda el Gobierno de la comunidad autónoma. El líder del PP tiene declarado que al acercarse las elecciones autonómicas le corresponderá a la nueva figura del PP marcar la estrategia del partido. Se trata de una repetición de lo acontecido hace quince años, cuando el partido apostó por Sergio Marqués como candidato al Principado, aunque Fernández Rozada presidía el partido. No quiero decir que Sánchez ponga los cimientos para repetir los desastrosos resultados de aquella estrategia, sino que busca una retirada escalonada de la política regional, cuyo primer paso es la renuncia a repetir como candidato.
Como faltan algo más de dos años para las elecciones autonómicas, toca preparar el campo para hacer la operación de relevo en condiciones óptimas. La intervención en juntas locales, dejándolas bajo el control directo de la dirección regional, tiene como objetivo reducir el peso del sector crítico del PP asturiano, un grupo heterogéneo de descontentos unido por el deseo de reemplazar a Ovidio Sánchez que ha contado con el apoyo de casi el 40% de los delegados del último congreso.
La estrategia de Ovidio Sánchez no es fácil de llevar a la práctica, porque el desembarco de los principales dirigentes del PP por las juntas locales puede servir para apartar al grupo de críticos, pero no para dinamizar la vida de las estructuras municipales. Pongamos un ejemplo. Si Rajoy llegara al convencimiento de que el PP asturiano necesita un cambio de rumbo, la solución a los problemas no pasaría por enviar a Ana Mato a gestionar los intereses del partido en Asturias, sino por propiciar un cambio de dirigentes entre la nómina de cuadros del PP regional.
Integración
Otro problema tiene que ver con la forma de realizar la intervención. El comité ejecutivo del PP regional no aparece como protagonista de la medida, sino que el asunto queda diluido en la nebulosa de una comunicación reservada, que remite al opaco protagonismo del aparato. Si hay que intervenir en determinadas organizaciones municipales, le toca a Fernando Goñi, como nuevo secretario general, dar la cara y explicarlo al conjunto del partido y a la sociedad. ¡Con la costumbre que tienen los políticos asturianos a dar ruedas de prensa por motivos fútiles!
La nueva dirección de Ovidio Sánchez y Fernando Goñi comete un error estratégico al no interpretar las necesidades del PP asturiano. El partido obtiene unos resultados electorales muy parejos a los del PSOE en los comicios generales o autonómicos porque en esas convocatorias tienen un gran protagonismo las siglas de los partidos. Sin embargo, queda muy lejos de la izquierda en los municipales, en las que se vota en función de la personalidad de los candidatos. En las elecciones locales queda al desnudo la extrema debilidad de la organización asturiana del PP, diezmada tras la escisión de Sergio Marqués. Al PP asturiano no le sobra ningún militante, por lo que debe hacer un esfuerzo para integrar a todos.
Con las premisas expuestas llegamos al fondo del problema: los intereses del aparato del PP no son los mismos que los de sus militantes y votantes, porque la dirección trata de perpetuarse y para ello puede ser útil marginar a los críticos, mientras que militantes y votantes quieren recuperar el Gobierno de la comunidad autónoma.
Una serie de dirigentes que jamás han encabezado una lista electoral en su municipio forman el aparato del PP, desde donde se diseña la política intervencionista en juntas locales. Para poder mantener una línea política que choca objetivamente con los intereses del partido hay que evitar el debate y dejar reducida la controversia a problemas burocráticos que se resuelven por vía reglamentaria.
Desde hace más de diez años, el PP regional es un grupo lastrado por sus debilidades orgánicas que ha seguido dos vías para cubrir sus déficit: un discurso radical hacia el Principado, buscando incansablemente actuaciones ilegales que dejen a los socialistas en manos de los jueces, y la utilización de las siglas como forma de garantizar un cierto suelo electoral. Dos vías que se han complementado con la práctica interna de separar a los críticos: Saavedra, Coto, Morales, Peña. Y el silencio de los pocos que sacan votos.

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por JUAN NEIRA

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