Ante la hipótesis de que el próximo Gobierno gallego demande la construcción del AVE del Cantábrico, Álvarez Areces declara que no es un proyecto prioritario y menos aún en época de crisis. El presidente asturiano asegura que no renuncia a contar con una línea de alta velocidad, pero siempre que el daño medioambiental sea inferior a los beneficios que aporte el AVE.
La propuesta del AVE del Cantábrico nació como desagravio a los gallegos tras el desastre del ‘Prestige’. El Gobierno de Aznar redactó un plan de medidas para compensar el daño infringido por el chapapote, siendo el AVE por la cornisa cantábrica la infraestructura estrella. La propuesta fue fruto de las prisas y la improvisación, pero no por eso tiene que quedar descalificada. La autovía minera también nació entre urgencias, y luego fue alabada como la mejor propuesta de un consejero de infraestructuras. Algún ministro padeció un ataque de celos ante el invento.
El AVE del Cantábrico fue incluido en el Plan Estratégico de Infraestructuras de Transporte aprobado por el Gobierno de Zapatero. El tramo entre el País Vasco y Cantabria cuenta con el respaldo de ambas comunidades y se están realizando los estudios previos sobre su trazado. Si en los próximos años comienza la tramitación administrativa del tramo que discurre por Galicia, el Gobierno asturiano tendrá que mover pieza. Álvarez Areces dice que la crisis económica retarda la consideración del nuevo corredor del Cantábrico. En buena lógica, la recesión es un freno para cualquier infraestructura, pero estamos ante un tipo de política económica nueva que compensa la pobreza sobrevenida con actuaciones de nuevos ricos. Valga como ejemplo los 8.000 millones de euros puestos en las manos de los alcaldes para que hagan actuaciones no urgentes. Por ese dinero se construye una línea de alta velocidad desde La Coruña hasta Francia.
Un ferrocarril de alta velocidad que discurra a lo largo de Asturias puede causar un gran daño medioambiental. Es necesario no escatimar esfuerzos para trazarlo por el sitio que cause menos gravoso. Ahora bien, sería inimaginable que en el futuro todas las grandes rutas de transporte cuenten con AVE, menos la que atraviesa Asturias. Dentro de 30 años, los asturianos irán en poco más de una hora a Francia y en dos hasta Burdeos.