La presunta corrupción en el entorno del PP de Madrid se agita con nuevos datos. En la Cámara autonómica ha quedado cerrada la comisión de investigación mientras cargos públicos del Ayuntamiento de Madrid aseguraban que fueron objeto de vigilancias ilegales, el asunto central que se trataba de dilucidar en la comisión parlamentaria. Por otro lado, el personaje más pintoresco de la presunta trama, Francisco Correa, aparece relacionado con el ex alcalde de Alcorcón y ex marido de Ana Mato, Jesús Sepúlveda, a través de un coche de lujo que, según unas fuentes, fue producto de un regalo, mientras que el ex alcalde y ex marido niega la dádiva y ofrece como versión una compleja operación mercantil: prototipo inglés a cambio de prototipo alemán más dinero. La transacción se habría realizado a través de sociedades mercantiles, algo muy habitual en España cuando se trata de cambiar de coche. Si alguien dudaba de estar viviendo en la jungla, ahora ya tiene pruebas concretas: un jaguar potente y veloz ha aparecido en escena.

Con todos estos antecedentes, Mariano Rajoy acepta la posibilidad de haber conocido a Correa en algún acto público del PP, aunque recalca que prescindió hace cuatro años de sus servicios al saber que utilizaba el nombre del partido para sus tratos con alcaldes.

Es pronto para saber si todas las informaciones aparecidas a lo largo de estos meses sobre prácticas corruptas acabarán afectando a personajes de relevancia del PP. Sin embargo, ya hay material de sobra para caracterizar el ambiente social y las inquietudes culturales de los tipos que compran y venden favores. El relato de los trajes a la medida y los coches de potente cilindrada parece sacado de Miami. Si a eso añadimos las fotos de los principales personajes que pululan este invierno por los kioscos nos encontramos con un elenco de telenovela. De hecho el ritmo del relato está calcado de los culebrones, porque no pasa nada especial, así que todos los espectadores pueden perderse varios capítulos ya que retoman en seguida el hilo del argumento: unos horteras juegan a ser malos o malísimos, comprando favores, presionando en nombre de personajes poderosísimos, etcétera. Hay fotos de una boda famosa y en el aire queda dibujada la sorpresa: cómo aquel grupo austero de Valladolid pudo perder las formas.