EL Ministerio de Fomento no tiene previsto construir la vía rápida entre La Espina y Ponferrada; prueba de ello es la exclusión de esa carretera en la revisión del Plan Estratégico de Infraestructuras de Transporte (PEIT). La noticia dada a conocer por EL COMERCIO el pasado jueves cayó como una bomba entre la clase política asturiana, porque llevaba tres años apareciendo la nueva vía en discursos y papeles. A la conexión del suroccidente asturiano con El Bierzo se le había dado una importancia estratégica al formar parte de un hipotético eje que, partiendo de Oporto, llegaría al centro de la región, y de ahí hacia Francia. Veinticuatro horas más tarde de conocida la noticia, el ministerio reaccionaba con una rectificación de escasa fuerza formal y nulo impacto político: «Estudiaremos la posibilidad de incluir la vía en el PEIT». ¿Qué decir de todo esto?
La vía rápida entre La Espina y Ponferrada obtuvo luz verde tras un encuentro en La Moncloa entre Zapatero y Areces celebrado hace tres años; en él se anunció para la nueva vía una reserva de 500 millones de euros con cargo a los fondos de cohesión. El optimismo del momento impidió observar con escepticismo la fuente de financiación. En el reparto de recursos para el periodo 2007/2013 la Unión Europea había concedido a España 3.250 millones en concepto de fondos de cohesión y nos creíamos que de una suma de dinero tan reducida, iba el Gobierno a separar 500 millones para La Espina-Ponferrada. Justo en el periodo anterior (2000/2006) España había recibido 18.000 millones de los fondos de cohesión, de los que sólo 442 fueron a parar a Asturias. Hace tres años nos anunciaban que con la sexta parte de dinero europeo, La Espina-Ponferrada se iba a quedar con el ‘gordo’ del sorteo de los fondos de cohesión. Un milagro.
La realidad fue más cruel con La Espina-Ponferrada de lo que cabía prever: llegado el momento, la Dirección General de Fondos Comunitarios del Ministerio de Economía no reservó ni un euro del fondo de cohesión para esa infraestructura. En la planificación de actuaciones del Gobierno de España remitida a Bruselas todo el dinero de los fondos de cohesión fue destinado para ampliaciones portuarias y líneas de ferrocarril de alta velocidad.
Es preciso recordar que, así como los fondos estructurales atienden intereses regionales, los fondos de cohesión van destinados a financiar proyectos de interés nacional, y La Espina-Ponferrada no tiene esa categoría. Tras el primer revolcón, el presidente Zapatero aseguró que La Espina-Ponferrada sería construida con cargo a los Presupuestos Generales del Estado. Ahora vemos que tampoco.
Tineo y Cangas
En los estudios preliminares sobre La Espina-Ponferrada se valoraba un tráfico de 3.000 vehículos al día para el año 2030. Un flujo así de coches no convierte en prioritaria la actuación, sobre todo si reparamos en su elevado coste de construcción, que estaría siempre por encima de los 700 millones de euros. Juntando estas dos variables (tráfico y coste de construcción) puede entenderse la voluntad del Ministerio de Fomento de no incluirla en su plan de carreteras. Sin embargo, frente a esa conclusión se alzan otras consideraciones, empezando por el compromiso de Zapatero, que afecta a dos comunidades autónomas, Asturias y Castilla y León.
Asturias siempre tuvo más interés que Castilla y Léon en este enlace porque afecta a los territorios más perdidos de su mapa regional: el suroccidente. En el primera programación de los fondos mineros, con Aznar de presidente y Álvarez-Cascos en el Gobierno, se diseñó la llamada «autovía del interior», que une Oviedo con La Espina. No hay ninguna autovía que termine en un sitio tan poco poblado como La Espina. Quiero decir que ese eje estaba pensado para ser continuado posteriormente. El enlace de La Espina con Valdés está ya programado y tiene su utilidad, pero no supone en modo alguno una continuación del eje Oviedo-La Espina. Si alguien quiere ir desde Oviedo hasta Valdés, lo más lógico es que utilice la autopista ‘Y’ y siga luego por la autovía del Cantábrico.
La autovía del interior, que ahora se está construyendo, pide su prolongación hasta Tineo y Cangas de Narcea. Para el suroccidente asturiano esta comunicación es más importante que el enlace con Ponferrada. Lo que permite integrar al suroccidente en un área económica desarrollada es la conexión con el centro de la región. Construir la autovía de La Espina a Cangas de Narcea debe ser una prioridad a la que no puede renunciar el Principado. Así como la no inclusión en el PEIT de la vía rápida La Espina-Ponferrada puede ser un flagrante incumplimiento político, el desistimiento o la abulia ante la prolongación de la autovía desde La Espina a Cangas de Narcea es un sinsentido que resta valor a la autovía del interior, la actuación más importante contendida en los programas de los fondos mineros junto con la autovía minera y el campus de Mieres. Conclusión. Sobre el eje, La Espina-Ponferrada, el Gobierno central nunca habló con sinceridad, dejando rebajada esta actuación a la categoría de anzuelo electoral. Urge clarificar las posturas, más allá de las fáciles rectificaciones del Ministerio de Fomento. Pongamos el debate en el mapa: una vez llegado el turista, trabajador o empresario por doble calzada hasta la Espina, qué ruta del siglo XXI le mostramos para que se adentre en el suroccidente asturiano.