Desde la base militar de Rota, Carmen Chacón ha dado una rueda de prensa para decir que la salida del contingente militar de Kosovo es una decisión de todo el Gobierno. La ministra de Defensa ha aclarado que será un repliegue gradual y ordenado. Sobre el modo de comunicar el abandono de la ex provincia yugoslava, Carmen Chacón dijo que procedió como lo hacen otros gobiernos. Desde Seúl, Miguel Ángel Moratinos daba una versión concordante con las explicaciones de la ministra.

Es difícil cometer un error tan serio con una decisión tan sencilla. Si el Gobierno quería retirar los 620 soldados españoles lo más inteligente era negociar con los aliados, mostrando una gran flexibilidad sobre plazos y métodos. En Kosovo no corren un peligro grave nuestros soldados y la razón de la marcha estriba en razones de política interna. España no reconoció la independencia de Kosovo para hacer de cortafuegos en la escena internacional ante las veleidades separatistas de los nacionalistas vascos y catalanes. En coherencia con ello se trata de evitar que el contingente militar guarde el orden por las calles de Prístina, porque nos gustaría que Kosovo estuviese en manos serbias. Es una razón de peso.

El primer error es el momento escogido para retirar las tropas: a los pocos días de haber recibido en Madrid al presidente de Serbia y en vísperas del primer viaje de Obama a Europa, en el que se va a reunir con los socios de la OTAN. El momento escogido para el repliegue de las tropas no es el que va a garantizar a España jugar un papel importante en el G-20. Y lo que no tiene ni pies ni cabeza es comunicar la decisión a los aliados con un margen de unas horas antes de hacerla pública. El procedimiento utilizado por Chacón fue tan original que el embajador español en Washington se vio en el trance de tener que dar explicaciones al secretario de Estado americano sobre un hecho que desconocía. No creo que toda la culpa la tenga Chacón, aunque no cabe ser indulgente con la gestión realizada. Todo parece indicar que Zapatero y su ministra optaron por repetir el golpe de mano de Irak, colocando a nuestros aliados ante hechos consumados. Lo que resulta inaceptable para cualquier aliado. El error diplomático puede llevar a Zapatero a comprobar que, jubilado Bush, los EE.UU. siguen siendo su asignatura pendiente.