Las encuestas acertaron. El PP ganó las elecciones, con un margen holgado, al aventajar a los socialistas por más de tres puntos y medio, una diferencia en porcentaje de votos que se concreta en dos escaños. El PSOE obtuvo un mal resultado. Esta valoración resulta más nítida si se compara con los datos obtenidos por los propios socialistas en los anteriores comicios europeos (año 2004), en los que habían logrado 25 escaños, cuatro más que en esta ocasión. Del resto de las formaciones, debe destacarse el retroceso en porcentaje de voto de la coalición de los nacionalistas moderados (CiU-PNV-Coalición Canaria) y de IU, mientras que el nacionalismo radical (ERC-Aralar-EA-BNG) ganó dos décimas. Aunque de los grupos minoritarios lo más notable es la espectacular votación de UPyD, que aumentó en un 50% los sufragios obtenidos en las elecciones generales del pasado año, cuando el partido de Rosa Díez se estrenó en la lid electoral.
Mariano Rajoy ha logrado el triunfo exacto que necesitaba. Ni excesivamente amplio, que le hubiera dado un protagonismo inquietante a Mayor Oreja, ni demasiado ajustado, porque los socialistas lo hubieran podido vender como un empate. Las dudas sobre el liderazgo de Rajoy, abiertas tras la derrota en las elecciones generales, han quedado clausuradas con el triunfo en las elecciones europeas. Los críticos del PP van a estar callados por un buen rato.
El ciclo virtuoso de los socialistas, iniciado en las elecciones municipales del año 2003, continuado con el doble triunfo del año 2004 (generales y europeas), y prolongado en los comicios locales del 2007 y en las generales del pasado año, se ha terminado. A la derrota sufrida en las elecciones autonómicas gallegas, el pasado 1 de marzo, se suma este revés en las europeas.
El PP va a tratar de comparar lo sucedido en estas elecciones con lo ocurrido en las europeas del año 1994, cuando, tras perder las elecciones generales del año 1993, el electorado cambió de tendencia en plena crisis económica. La victoria del PP en las europeas de 1994 fue seguida de un triunfo abrumador en las municipales de 1995 y dio paso a la victoria de Aznar en las generales de 1996. Esa secuencia va a intentar reproducirla el PP de Rajoy. Bien es cierto que en aquella ocasión al PSOE le falló también la política, no sólo la economía, y el socavón de la corrupción hizo que la victoria del PP en las europeas de 1994 fuera por diez puntos porcentuales, muy superior a la que ha cosechado ahora.
Guión para el PP
Mariano Rajoy y Mayor Oreja hicieron campaña con el avión de Zapatero y los cuatro millones de parados. Todo indica que en los próximos meses el discurso del PP seguirá centrado en estos dos ejes: supuesta malversación de recursos por el Gobierno y la herida de la crisis económica. La estrategia del PP se completará con el acercamiento al PNV y a CiU, los dos partidos nacionalistas moderados que han sido desairados por Zapatero a causa de las alianzas del PSOE en el País Vasco y Cataluña. A corto plazo es interesante ese acercamiento para Rajoy, y a medio plazo mucho más, ya que rompería el aislamiento parlamentario que padece el PP. Además, Rajoy conoce la experiencia de Aznar: la derecha para gobernar necesita hablar alguna lengua vernácula en la intimidad. La candidatura europea de CiU y PNV obtuvo un resultado ligeramente inferior al de hace cinco años, lo que facilita los planes de Rajoy.
Guía socialista
Tras la derrota, a Zapatero no le queda el argumento de hacer borrón y cuenta nueva con un cambio de gobierno, porque esa baza ya la jugó al perder las elecciones gallegas. Es más, los dos puntales del remozado gabinete, Elena Salgado y Manuel Chaves, ya han sufrido un importante desgaste en menos de dos meses. La vicepresidenta económica ha demostrado tener el perfil más bajo de todos los responsables de Economía que hubo en la democracia, y a Manuel Chaves le ha salido alguna factura pendiente que dejó en Andalucía. Es probable que la negociación del modelo de financiación autonómica se complique aún más tras estos resultados, en el caso de que Rajoy quiera pisar el acelerador y acosar al Gobierno.
Zapatero tiene que hacer frente a los acontecimientos sobre la base de dos elementos. El más importante es la alianza con los sindicatos que le ha permitido evitar las huelgas generales que le organizaron a Sarkozy. Si las noticias sobre el desempleo hubieran dado paso a movilizaciones en la calle, la posibilidad de agotar la legislatura se esfumaría. El otro apoyo proviene de las estadísticas, que muestran palmariamente que el crecimiento del paro y la caída de la producción industrial están remitiendo desde el pasado mes de febrero.
Asturias
El PSOE ganó al PP, un hecho que en nuestra región no es muy noticioso. De todas las citas europeas, sólo en el año 1994 se hizo con la victoria el PP. En esta ocasión, el margen de diferencia fue pequeño, de menos de 3.000 votos. En dos años cuatro victorias socialistas: municipales y autonómicas de 2007, generales de 2008 y europeas de 2009. El test europeo seguro que refuerza en las filas populares la idea de Asturias como territorio tabú para la derecha. Aunque no lo reconozcan en público, lo confiesan en privado.
IU sigue perdiendo votos y porcentaje. Un hecho especialmente preocupante porque le salió un competidor: UPyD. El partido de Rosa Díez quedó a 6.000 votos de IU. El mapa electoral asturiano está preparado para abandonar el triángulo (PSOE-PP-IU) y adoptar la figura del cuadrilátero. La fortaleza del PSOE y la irrupción de UPyD son los hechos más llamativos de la jornada electoral asturiana.