La altísima abstención y las candidaturas de ámbito nacional no permiten extrapolar los resultados del pasado domingo, pero el sufragio de más de 400.000 asturianos sí muestra el grado de preferencia del cuerpo electoral por las opciones políticas. En nuestra región, volvieron los socialistas a ganar al PP por una pequeña diferencia. Lo lógico, tras un año de recesión económica acompañada de una pérdida de empleo como jamás se había visto, es que el partido de la oposición hubiera ganado claramente los comicios. Así ocurrió en las elecciones europeas de 1994, en las que tras perder 22.000 empleos la industria asturiana en la crisis de 1993, el PP de Rozada y Marqués ganó por más de diez puntos al PSOE. Las elecciones constituyen una ocasión pintiparada para castigar al poder cuando las cosas van mal, y en España en el último año han ido rematadamente mal. En Italia o en Alemania, la crisis es tan profunda como en España, pero el incremento del paro es muy inferior. Mayor Oreja habló durante quince días de los cuatro millones de parados y en Asturias ganaron los socialistas. Cualquier análisis de los resultados electorales debería partir de esta premisa.
Ninguna gran victoria se explica sin la hecatombe de los rivales. Los 202 diputados del PSOE de Felipe González en 1982, la votación más alta en unas legislativas en España, fueron posible por el derrumbe de la UCD, que pasó de 168 diputados a 12. Para que el PP hubiera ganado claramente el domingo pasado no bastaban los cuatro millones de parados, sino la caída en picado de los socialistas y esto no se produjo porque el voto de izquierda está especialmente mimado desde el Gobierno. Esa es la única explicación para que la dureza de la crisis sea compatible con la votación más baja de IU. En las europeas de 1994, cuando el PP barrió a los socialistas, la IU de Julio Anguita sacaba el 13% de los sufragios. En esta ocasión, los socialistas sólo tuvieron competencia por un flanco de su electorado, no por los dos.
Pongamos la última pieza del puzzle. El PP sufrió por primera vez la competencia de un partido nuevo, UPyD, con ideas más claras sobre España y sin problemas con la Justicia. La debilidad del PP hizo que UPyD lograra el segundo mejor registro de España. Así ganó el PSOE en Asturias.