Zapatero aseguró en Barcelona que en un par de semanas habrá un nuevo sistema de financiación autonómica. El presidente añadió que el modelo colmará las expectativas de Cataluña, al obtener, por primera vez, una financiación por habitante por encima de la media nacional. Con estas manifestaciones vuelve a quedar meridianamente claro que para el Gobierno la negociación de la financiación autonómica se hace prioritariamente con Cataluña, y luego se compensa a las demás comunidades. La mejor prueba de ello es que se parte de ceder a todas las regiones el mismo porcentaje de recaudación fiscal que se fija en el “Estatut” (50% en IRPF, 50% en IVA y 58% en Impuestos Especiales). Hasta aquí, ninguna sorpresa.

Otra cosa es cuando el presidente pasa de expresar deseos genéricos a fijar posiciones concretas, como considerar positivo que Cataluña tenga una financiación por habitante superior a la media nacional. Con los datos de 2007, último año liquidado, los catalanes están a punto de alcanzar esa cifra, al tener una financiación de 2.676 euros “per capita”, mientras que en el conjunto de España la ratio queda establecida en 2.703 euros. Se quedan a una diferencia de 27 euros. Si multiplicamos esa cantidad por siete millones de catalanes, tenemos que con 189 millones de euros adicionales ya quedarían satisfechos, y, sin embargo, la Generalitat pide un incremento de 2.500 millones de euros.

Dejando a un lado las cifras, no se entiende que la justeza del modelo venga medida por la superior financiación por habitante de Cataluña. Zapatero dice que Cataluña aporta mucho a la solidaridad territorial española. Un juicio más poético que económico. Vamos a ver, la solidaridad fiscal se da entre ciudadanos; entre ricos y pobres, no entre paisajes, climas y lenguas vernáculas. Un burgués catalán es tan solidario como un burgués asturiano, y un indigente catalán recibe del sistema los mismos beneficios que un indigente asturiano. Pero es que aunque caigamos en la aberración de aceptar las falsas solidaridades territoriales, resulta que Cataluña recibe 2.897 millones de euros del fondo de suficiencia, dotado por el Estado, mientras que Madrid o Baleares aportan 179 millones a ese fondo. Para mejorar todo lo anterior, Elena Salgado dice que el actual sistema no es equitativo. Y todos tan contentos.