Orondos caminaban hacia aquella recepción. Eran sus momentos de gloria.El Bigotes Perez, habano de primerísima clase en la mano, a un lado de su jefe Don Francisco Correa y aquella mujer rubia, rodeados de fotógrafos y cámaras de televisión, notaban que nada en la vida los pararía. Caminaban hacia El Escorial, donde su mero, mero jefe, José María Aznar casaba a […]