Hoy, 15 de septiembre, a lo largo de 2 millones de kilòmetros cuadrados,en 8,215 municipios, 100 millones de hombres, mujeres, jovenes y anciano, acuden a su fiesta anual.
En cada uno de los 8,214 ayuntamientos del paìs, en el Palacio Municipal y en el Palacio Nacional, existe, en el balcòn una campana, que permanece en silencio, observando el desarrollo del paìs durante un año.
Pero, cada 15 de septiembre 133 millones en el paìs y 34 en los Estados Unidos y en cada Embajada en el extranjero, desde el anochecer la poblaciòn empieza a concentrarse en cada una de las explanadas de cada Presidencia Municipal y van al encuentro con su historia.
Fiestas de alegrìa,comidas y bebidas populares, papelillos de papel, sonrisas los van acompañando hasta las 11 de la noche, para celebrar,como cada pueblo su dìa nacional.
Sin embargo hay algo que caracteriza a ese paìs, que los unifica durante esas horas, esperando que aparezcan los presidentes municipales con la bandera nacional en la mano izquierda.
La euforia se desata. Faltan 5, 4 ,3, 2 ,1 minuto y todos estàn expectantes el momento. Es a las 11 de la noche del 15 de septiembre,año con año.
En la plaza principal, llamada Zòcalo, frente al Palacio Nacional construido por los españoles, llena de luz, de banderas verde, blanco y rojo, 300,000 personas la mayoria con banderas nacionales, esperan el momento. Parejas abrazadas,familias completas, visitantes deconcertados, a las 11 de la noche surge el mormullo: ¡¡ Ya viene, ya viene!!, Las luces del balcon principal presagìan el principio de la ceremonia,mientras en todos los 15 balcones que dan al Zòcalo, autoridades, embajadores,invitados especiales ,expectantes.
Como en todo el paìs, como en las comunidades en el extranjero, sobre todo en 20 estados de los Estados Unidos y como en las embajadas, faltando un minuto para los 11 de la noche, aparece el Presidente, banda tricolor en el pecho y con la bandera nacional en la mano izquierda.Se instala, coge con la mano derecha el cordòn que agitarà a la campana y mientras ondea la bandera, y la campana toca a repique, el presidente de la Repùblica, grita: Mexicanos: Vivan los Heroes que nos dieron patria;Viva Hidalgo, Viva Morelos, Viva Guerrero, Viva Doña Josefa Ortiz de Dominguez,¡¡Viva Mêxico, Viva Mèxico, Viva Mèxico,!! coreados al unisono por todos los asistentes a lo largo de los màs de 8,000 palacios municipales.
Al terminar, con el Presidente tocando y tocando la llamada Campa de Dolores, agitando la bandera nacional, se observa como estallan los juegos artificiales en el cielo durante 30 minutos para emociòn de todos los asistentes.
La televisiòn lo trasmite. En cada hogar alguien da el grito y luego se diluye en el tequila, el moles poblano, el chicharon en salsa verde, en taquitos, sorpentinas y confetis.
Es una catarsis de nacionalismo de tal magnitud que los pelillos de los brazos se erectan, entre millones y millones de esos criminales, prostitutas, drogadictos que un “tal Trump”, los ha llamado.
Junto con España, con el mismo PIB, asì se celebra el llamado Grito de Dolores, en recuerdo al 15 de septiembre de 1810, en un pequeño pueblo llamado Dolores,un cura llamado MIguel Hidalgo, llamaba a la Independencia Nacional.
Ese profundo cohesionador de una naciòn, ha sido llamado hoy por el Presidente Andrès Manuel Lòpez Obrador para redoblarlo como un elemento de defensa antes las ofensas de los EE:UU y de ofensiva para impulsar la Cuarta Fase.
( Del exilio español, sòlo dos personas tuvieron el privilegio, ya mexicanos, de Dar el Grito: Francisco Souza, hijo de los legendarios hermanos Mayo de la primera mitad del siglo XX en Mèxico y luego de 30 años en Mèxico, con 350,000 negativos de ambos paises, y el que esto escribe. Profunda emociòn el haber tenido esa oportunidad )