El 5 de octubre a las tres de la mañana, una explosión de dinamita en la montaña hizo estremecerse el valle del Nalón.Era la señal para el ataques a los cuarteles de las Guardia Civil.Con relativa facilidad fueron cayendo en poder de los revolucionarios los cuarteles de Pola de Laviana, Barredos, Sotrondio y El Entrego.El asedio a Ciaño duró más de 10 horas. Cuando terminaron los combates, el edificio había quedado prácticamente destruido,Pero la lucha fue más larga y cruenta fue la de Sama. Durante 36 horas se combatió encarnizadamente en los cuarteles de la Guardia Civil y de las Guardias de Asalto.Desde la Casa del Pueblo Belarmino Tomás habló por teléfono con el sargento de la Guardia Civil. Ante la negativa del capitán Alonso Nart,, jefe del puesto, a rendirse el ataque continuó hasta que el cuartel se rindió.El jefe del puesto cayó muerto cuando casi había logrado escapar del cerco.
Vencida la resistencia de las fuerzas gubernamentales, la vida cotidiana en Sama, durante los 15 días de control revolucionario, se organizó desde el Ayuntamiento, sede del Comité Revolucionario.Los revolucionarios habían llamado a todos los mayores de 18 años y menores de 40, así se conformó un ejercito de 30,000 hombres, numeroso, pero sin la minima formación profesional.Se intento mantener la disciplina, pero no hubo modo de evitar que se produjeran asesinatos de empresarios, sacerdotes y la quema de varias iglesias por parte de grupos incontrolados.
Al frente de la Revolución se situó el Comité Ejecutivo Provincial que trasmitía sus órdenes a las delegaciones revolucionarias a través de enlaces. Belarmino asumió el mando en su zoa. Pensando que en España el levantamiento era general, los asturianos se habían lanzado al ataque de los cuarteles. NI siquiera el de Oviedo pudo resistir mucho tiempo.Ramón GOnzález Peña estaba al frente del Primer Comité Revolucionarios.Intentó trasladar a sus hombres a la estratégica zona del Naranco, pero la maniobra fue un fracaso.
Fracasada la ofensiva sobre el Naranco, Asturias Se convirtió en el campo de batalla entre el ejercito y los trabajadores.El gobierno nacional encarga a los generales Goded y FRanco para que pacificaran la región.Fue el general Eduardo López Ochoa el responsable de las operaciones sobre el terreno. Franco no quiso utilizar al ejercito peninsular para enfrentarse a los temibles trabajadores de las mina y sus cartuchos de dinamita.Si, en cambio, a la fogueadas fuerzas del Nortee de Africa. El Gobierno de la República envió a Asturias fuertes contingentes de tropas por varios frentes,incluida la Legión 30,000 efectivos movilizó el Gobierno a Asturias, dado que no los necesitaba en el resto de España, salvo Cataluña donde hubo una huelga pero nadie se levantó en armas.Por el oeste avanzó la la columna motorizada del general López Ochoa, jefe de operaciones de la represión. Se llegó a utilizar a utilizar la aviación de combate que sirvió también para abastecer, desde el aire a los soldados sitiados en Oviedo.El ejército no escatimó recursos para doblegar a los revolucionarios en el menor tiempo posible.
El plan de ocupación de la capital asturiana había sido preparado minuciosamente por los trabajadores. Se planeó u ataque por sorpresa a los puntos considerados vitales por las fuerza militares republicanas y el grueso de la operación se dejó en manos de las milicias obreras de las cuencas mineras,las más aguerridas y mejor preparadas. Pero el asalto a los cuarteles de la Guardia Civil en el Nalón y el Caudal las entretuvo. Se había perdido el factor sorpresa. Sin embargo hasta el día 10 la lucha en Oviedo no tuvo cuartel. Los revolucionarios lograron ocupar algunos edificios señalados como vitales por sus dirigentes. Pero el día 11, el general López oChoa logró entrar la Cuartel Pelayo, destrozando las defensas de la Corredoira. Al día siguiente, comenzó a aplicar la justicia de los fusilamientos en el patio del cuartel.
El primer Comité Revolucionarios limitó su vigencia a los cinco primeros días de los combates. El segundo controlados por los comunistas, apenas duró 24 horas. El tercero fijó su sede en Sama,convertida en capital revolucionarias desde el día 13 de octubre. Belarmino Tomás fue el encargado de liderar el máximo órgano revolucionarios, formado por cuatro socialistas y dos comunistas. A estas alturas, Mieres y Langreo constituían los únicos enclaves realmente controlados por los trabajadores.
El día 18 la resistencia se acabó. Para Franco y Gil Robles aquello exigía una represión ejemplar.Ese mismo día, a las diez y media de la mañana, Belarmino Tomás acudió a una fonda en Sama de Langreo regenteada por José Orejas. Allí se encontraban el teniente Torres Llompart de la Guardia Civil. A la reunión acudió también un ingeniero de minas de la Sociedad Metalúrgica Duro Felguera, Pedro Laine y Álvarez de Sotomayor. Sobre un plano de Asturias que tenía edl ingeniero el militar señaló los movimientos de las tropas gubernamentales.
Torrens le dijo a Belarmino Tomás:
¿Por que no os entregais ?.
–Por eso vengo aquí. Es necesario que vaya usted a parlamentar con el general López Ochoa sobre las condiciones de la rendición.
Al escuchar lo anterior no pudo ocultar su nerviosismo, pero no se echará para atrás.Le facilitaron en salvoconducto para cruzar las avanzadillas rojas, un servilleta ablanca que cogueron en el comedor de la fonda para llevarla como bandera.El guardia civil se puso la guerrera del capitán Nart, quien se fué a Oviedo.
Tras su viaje a Oviedo y su conversación, trajó las condiciones impuestas, por el general López Ochoa, firmado y con fecha 18 de octubre de 1934.
El Comité regional se reunió para estudiar el ultimátum. Belarmino Tomás, resumió lo que pensaba en tres escuetas frases: “Estas condiciones no son aceptables. Creo que lo mejor es ir a entrevistarse con el general. Yo mismo estoy decidido a hacerlo.”.
Algunos dudaron. Temían una encerrona. Belarmino insistió en su propósito y finalmente convenció a los miembros del Comité que esa era la mejor salida.La reunión se celebraba en el Ayuntamiento de Sama. Y mientras en el interior los miembros del Comite discutían, ante la puerta principal se había reunido un enorme gentío. La multitud no tardó en enterarse de la intención de sus líderes.En la plaza del Ayuntamiento también se discutían acaalrodamente.Muchos protestaban y, por momentos, la situación amenazaba co descontrolarse.