Si difícil era gobernar Asturias en el marco de la sublevación, la lucha por recuperar la capital provocó una enorme sangría de vidas.Tres intentos hubo para recuperar Oviedo, pero la defensa que se había instalado allí se organizó de tal forma que hacia impenetrable de la ciudad.Muy bien reguardada con armamento moderno y usando la base del alcantarillado para establecer las ametralladoras, no fue posible la entrada de las tropas republicanas que debían de enfrentar los bombardeos de la aviación y el acorazado Cervera.

Todos los días, como hormiguitas, aquellos hombres y mujeres, jóvenes y niños que reflejan las fotografías de  David Seymour, y de reporteros internacionales, luchaban por defender su territorio como pudieron, muchos de ellos calzados con madreñas y armados con viejos fusiles.

Pese a estrellarse contra una muralla de fuego en su intento por recuperar Oviedo, la República confiaba en sus líneas defensivas para retener el territorio en su poder.Para ello había organizado la ” Maginot Cantábrica” como la había bautizado Juan  Antonio Cabezas en el diario Avance, aseguraba en septiembre de 1937:

” Asturias tiene una línea defensiva que nace en en San Esteban de Pravia, bordea la bolsa de Oviedo y recorre los puertos para terminar en la ría de Ribadesella. Es una fortaleza entre las líneas de densa naturaleza que forman sus puertos t los dos grandes ríos que la cortan de Sur a Norte. Dentro de esas líneas que determinan los verdaderos limites de la Asturias racial, queda también la mayor parte de la Asturias geográfica ya que dentro de la Línea Maginot, entre los brazos de los dos ríos, están las cuatro grandes poblaciones asturianas,los mejores valles de cultivo y toda la zona industrial. Y queda, además, la Asturias proletaria e indómita”

Pura y Agripino Tomás, en el frente en 1927