Aquella mañana, llegaba al aeropuerto de Oviedo, en Ranon, el Jefe del Estado con su hijo. Era la visita natural de la primera Comunidad, que tenía gobierno, y socialista, tras Franco.Joven, con cabello, dueño de la situación, sin mostrar signos de lo que llegaría a ser,Jorge Fernández Díaz, de unos 30 años era el Delegado del Gobierno de Madrid. Lo recuerdo muy bien.
Pasaron los años. Cada quien hizo sus labores.Él llegó a ser Ministro del Interior de Mariano Rajoy, ya envejecido, sin principios, condecorando, quizás el único en el mundo, a una Virgen, y luego saltarse la ley para evitar que los papeles de Bárcenas, no llegasen nunca a publicarse, y al mismo tiempo del 2015 al 2019, usar a los servicios de su Ministerio para espiar a Podemos y a los dirigentes nacionalista.
Sin cabello, envejecido notablemente(podemos tener la misma edad), y sin principios y con riesgo de terminar en la cárcel.
Otros, más modestos fuimos uno mas de los sin nombre, que permitieron, luchando 50 años,lograr cambiar el país donde nacieron, en pleno cambio de raíz, como herencia a sus hijas y sus nietos, pero con la serenidad que da un apellido limpio, viviendo 17 años con 11 euros al día, lo cual no tiene mayor mérito siendo nieto de Belarmino e hijo de Pura y Rafael.