Nos jugamos mucho este año los españoles. Gracias a la fortaleza de nuestro sistema electoral, nuestro voto, nos va a definir el cómo somos y lo que deseamos. Tenemos dos fechas: El 28 de mayo en las Municipales y Autonómicas, y en diciembre la Générales.Cientos de años, hasta hace 80, nunca pudo el pueblo español tener la oportunidad de elegir su destino, y la primera prueba en 1931, expresó hasta donde los poderes fácticos eran capaces de soltar algo que ellos sentían que era destino divino, y que les pertenecía..
Caro pagó la osadía del cambio aquella generación, hoy olvidada de los años 30 del siglo pasado.
En 1978, para evitar una explosión social a la española como nos conocen en el mundo, “cainita”, se diseñó entre EE:UU: y Alemania, una Transición que permitiera evitar el estallido, y a la vez mantener los poderes de siempre: La Iglesia, el Capital, los Latifundios y a través de sembrar las cañerías del franquismo, se logró aquel dicho italiano, el Gatopardismo, cambiar todo para que todo siga igual.
El caso de Ferrovial, fue él último ejemplo.
Por ello, volvemos a repetir errores, apenas sacando enseñanzas. La izquierda dividida por ideologías y la derecha unida por intereses.
España tiene, en nuestra opinión, dos caminos: O ganamos las elecciones las fuerzas que queremos cambiar realmente el país y se abrirá una oportunidad para consolidar aquel cambio de 1978, o la perdemos y damos entrada a la derecha social, a la política, y con ellos entrará como en la mantequilla, el germen del nuevo fascismo español.
En 2023 no hay “mandatos divinos”, todos sabemos que pasa, que queremos y nos vamos a fotografiar en mayo y diciembre. Las encuestas, manipulables, son sólo eso encuestas.
Está de por medio no sólo nuestra generación sino la siguiente, por lo menos.
No echemos a nadie la culpa tras esas fechas. Habrá sido nuestro deseo.