La democracia llegó a uno de los cotos del poder que manejaban los gobiernos de los últimos años: El Instituto Nacional Electoral y lo oxígeno. Tras 15 años de dirigir, tras el “dedazo” del “señor presidente” Lorenzo Córdova que gana más que Emmanuel Macron, dejó la presidencia del Instituto Nacional Electoral, junto con 3 consejeros más, de los 8, que eran hombres de horca y cuchillo.
Se abrió el proceso público a toda la sociedad y se presentaron 491 personas que tenían los requisitos. En el proceso quedaron 20, los de mejor calificación. De e ellos haber que elegir 4 en el Congreso. Al no haber acuerdo, se llevó a la Suprema Corte y, por insaculación, salieron elegidos los 4, destacando la presidenta, por primera vez en la historia de México, una mujer llamada Guadalupe Taddei.
Con ella, fueron electas por el mismo método, los cuatro que estaban vacantes, que son Jorge Montaño, Rita Bell López y Antonio Castillo Lozano.
El presidente, lo prometió y lo cumplió. Hoy ha sido elegido el Instituto Nacional Electoral, el arbitro, de abajo hacia arriba, llegando hasta la insaculación en la Suprema Corte de Justicia.
Sólo no ha podido transformar el Poder Judicial.