Anoche, en la pirámide principal de Chichen Itzá, el presidente López Obrador, tras viajar en el Jaguar Rodante, como se le llama al Tren Maya, observando fallas para corregir, hizo un discurso altamente enriquecedor. Habló que esta obra, tiene en sus 1,554 kilómetros, como propósito no sólo hablar de nuestro pasado indígena del que estamos orgullosos, sino de los indígenas actuales, y que todas las obras alrededor del recorrido por 5 estados, no tendrán intermediarios entre la cultura y el arte de los mayas, sino que hoteles, museos, manejados por el Estado, dejará en manos de las comunidades indígenas para su venta directa a los turistas de todo el mundo. Muy importante.
Hasta ahora, todos los productos que se encuentran en esa zona turística, hechas por los y las mujeres mayas, quedan en manos de intermediarios, lo que hará que desde el año próximo TODO LO GENERADO POR LOS MAYAS, su artesana, su cultura, los beneficios de los hoteles serán para las comunidades indígenas de Tabasco, Chiapas, Quintana Roo , Yucatan y Campeche.
” Hoy ya no se puede presumir de nuestras culturas indígenas, sino el progreso será destinado a los sobrevivientes de aquellas grandes culturas. Esta es la finalidad del Tren Maya”.
Cuando López Obrador hablaba ante la pirámide de Kukulcán, no lo comentó, pero nosotros lo traemos a este blog. Todas las viejas culturas hicieron grandes obras, para aprovechar la dirección del sol en sus solsticios y equinoccios. Stonehegen hace 2,000 años, tenía un calendario solar, estimado hoy en 365.22, mientras que la pirámide de Chichen Itza lo tenía de 365.24.
Ya en la Gran Bretaña, ya en Egipto en las Pirámides, ya en México, todas las grandes obras tenían algo en común: saber cuando empezaba la primavera para empezar a sembrar, y, por supuesto, ese conocimiento del sol y su movimiento lo mismo lo manejaron quienes dirigieron Stonehegen, que la pirámide de Keops que, la de Chichen.
Casi cuatro siglos los españoles pasaron por Chichen, sin percatarse, como lo hizo un guardia forestal en 1947, que en aquel templo, los 21 de marzo de cada año, a las 16.30 horas, bajaba Dios, al iluminar con el contraste sol, sombra la serpiente emplumada, Quetzalcoyotl entre los aztecas y Kukulcan entre los mayas.Empezaba la primavera, las siembras.
No llegaban todavía los griegos, ni las religiones monoteistas, pero aquellas grandes culturas, ya manejaban los 7 astros visibles del firmamento, base de nuestros calendarios: El Sol, la Luna, Marte, Mercurio, Jupiter y Venus y Saturno. Por supuesto, cada emperador, tenía a su lado a alguien capaz de conocer el movimiento de los astros, y de Mesopotamia, surgen los Sacerdotes.Los 7 días en que se hizo la tierra, según los hebreros en el < 1,500, lo deben de haber tomado de aquella cultura
El 7, viene de la cultura de la Tierra entre Rios(Tigris y Eufrates) conocida como Mesopotamia, y dentro de ella estaba Babilonia, que para el Evangelio según San Juan, escrito 100 años después de la existencia de Cristo era el Apocalipsis. El 33 de la vida de Jesucristo, seguramente venía, en aquel heroicos tiempos de nuestros antepasados, de los 33 años que vivió Alejandro El Magno, que muere, casualmente en Babilonia.
El respeto a nuestros viejos, que fueron dando forma a la vida actual.