” No me voy a morir, por ahora”, dijo Francisco al preparar su tumba. No será enterrado en la Basílica de San Pedro como el resto de los Papas, ni con el Boato tradicional, sino en Santa María la Mayor. Consecuente hasta el final. Se merece un retiro, tras cumplir todo lo hecho, y gozar como Benedicto XVI, sus últimos años.