Aquella mañana nos quedamos sorprendidos en aquel colegio Madrid, uno de los edificados por el exilio en México, cuando supimos la  historia del hijo  del maestro  que dictaba filosofía, Octavio Alberola.Allá  por los 55 empezamos a saber de él, de los intentos de matar a Franco en la carretera que iba de Madrid a Galicia donde pasaba cada verano el Caudillo. De como, la idea de haber comprado aquella casa a 100 metros de la carretera, cavar un túnel para hacer volar al auto del Caudilo en su paso, pero también la revisión, kilómetro a kilómetro de la Guardia Civil, para volver a revisar año con año, hicieron imposible la acción.

Alberola era otro mundo para nosotros. El anarquista que luchaba contra el franquismo. Más tarde entendimos que fue el “hilo rojo” de loa anarquistas de la II Republica y la Guerra Civil, a los atentados de los años 70 en España.

No sabíamos, su relación con el Che Guevara, Cohen Bendit, Federica Montsey, Regis Debre y Noam Chomsky, ni su papel inicial en el enlace entre el IRA y ETA, ni como la bomba que iba a matar a Carrero Blanco, no había sido obra de ETA, sino que estaban implicados ellos, pero que no tenían los C4 los poderosos explosivos que lanzaban al coche del Presidente del Gobierno hasta la azotea del colegio de los jesuita, y como tras un plan original de ETA, los servicios del Estado se relajaron a petición de la CIA, cuando Kissinger tuvo el encontronazo por las bases y prepararon una acción tan precisa y poderosa que ETA no tenía, ni el IRA capacidad de hacerlo.

Fue el primer paso de los Estados Unidos, cuando Franco dejó de serles útil, y ahí empezaron, mientras mataban a Allende, a preparar con Alemania la Transición Española.

Recuerdo a Octavio Alberola , en su lucha real, de toda su vida por el cambio en España.

No olvidemos que, tras la transición, creo que se llamaba Argala, fue ejecutado por lo que serían los GAL.