Donald Trump, culpable, sin principios,es finalmente un animal político, un producto de un sistema donde todo se logra con dinero, donde lo material es el objetivo fundamental en la vida, donde todo se vale y que el que mejor se mueva a interprete el sentir de las mayorías sale fortalecido. Uno se pregunta como un hombre que fue derrotado en las elecciones, que trató de vulnerar la Constitución y aquellos valores desde 1776, que ahora es imputado, penalmente acusado, que miente día tras día, es capaz de mantenerse entre sus seguidores, y tras todo lo que ha pasado convierte un ataque en un” triunfo sobre el sistema”.
Hoy cuando los diarios y televisoras del mundo mostraban el QUILTY, el señor se va a desayunar, regresa, agarra la televisión, se declara PRESO POLÍTICO, y de inmediato los millones de dólares surgen de todas partes, de Silicon Valley, de grandes fortunas de los ciudadanos y en las encuestas repunta.
Todos intuyen que este hombre va a llegar al poder, y toman posiciones, ante un Biden viejo,sin grandes posibilidades y entonces convierten en el segundo martes de noviembre en el día clave, para una elección, esa si, que polarizará el orden mundial.
Y, de nuevo, se traslada el principal problema mundial en lo que suceda en los Estados Unidos, donde si Trump no gana o pierde con amplio margen puede llevar a tensiones no conocidas.