De tonto, Donald, ni tiene un pelo.Con sus orígenes en el burdel de su abuelo alemán en Seaattle; del engaño del padre de ser judío para hacer negocios en Nueva York,egocéntrico con el millón de dólares que le dio el padre a los 18 años y todos festejandole las bromas, con gran capacidad de resistencia así tuviera que mentir una y otra vez, hasta mostrarse como la imagen que deseaba la mitad del pueblo norteamericano, ha llegado tras 23 acusaciones criminales, dispuesto a acabar con todo con tal de llegar.
Hoy mostró otra virtud. En su gobierno designó a los jueces del Supremo que morían, y ahora tiene al máximo Tribunal de Justicia del poderoso EE:UU. en sus manos, al grado que hoy, cuando más lo necesitaba el Supremo le concede inmunidad parcial por su actos como presidente.
Y ello, ante las dudas de la familia Biden que consideran que no se merece este final.