Don Benjamín, en su máxima euforia, no sólo por los últimos éxitos militares, sino por la posibilidad de que su amigo Elon Musk, se encargue de conseguir los votos que Donald Trump necesita, no esperaba, para nada que ayer muy cerca de su residencia privada en Cesárea en el centro de Israel., estallara un dron enviado desde Líbano.